Volviendo al Pasado 10ª Parte

Viviane Freitas

  • 9
  • Sep
  • 2015

Volviendo al Pasado 10ª Parte

  • 9
  • Sep
  • 2015

Mi padre viajó a Nueva York, y allí él invitó a Cristiane y Renato, más a Julio y a mi, para una reunión de pastores hecha para algunos de los responsables, el billete fue comprado para 1 semana ó 5 días.

Llegando a Nueva York participamos de la reunión, me sentía honrada, pero al mismo tiempo, indignada allí; algo parecía que no encajaba, uno de los mensajes que él mencionó en está reunión fue sobre Eleazar, Hijo de Dodo (Uno de los Valientes de David).

Me acuerdo que aquella reunión me conmovió, el Espíritu que nos fue transmitido entró dentro de mi ser. Yo con las facciones tristes,… fuimos al lugar en que estábamos hospedados y recuerdo que entré en la habitación y le dije a Dios: “¡Oh Dios! ¡quiero ser como este hijo de Dodo! Reconozco que no lo soy, quiero serlo.”

Al día siguiente, mi padre continuo haciendo la reunión, y yo mencioné algo que estaba “burbujeando” dentro de mi, que era ser ese tal Hijo de Dodo, mi padre no entendió lo que quería decir, y me llamó la atención delante de todos los obispos y responsables.

Dijo: “Hija mía, tú no vas a entrar por la ventana, ¡no! ¡Tienes que entrar por la puerta!”

Él habló así porque pensaba que quería ser un líder, alguien con gran responsabilidad, y de hecho, Julio en aquel momento era apenas un pastor de iglesia, él no era responsable de país, estado o región.

Mientras tanto, no era ese el objetivo, la angustia que estaba en mi pecho, ¡era porque quería ser uno de esos valientes de David! Lee al respecto de estos valientes en II Samuel 23:8-10.

No veía en mi el ser Eleazar, no me veía con las características de Eleazar, hijo de Dodo, y mi alma estaba angustiada por eso.

Y de hecho, el día en que mi padre me llamó la atención delante de todos, ahí, dije dentro de mi: “¡Puedes pelear padre! Mi orgullo está siendo humillado, ¡aquí y ahora! Aunque él no sepa lo que pasa dentro de mi, no tengo que justificarme, Aprovecho esta oportunidad para pisar en mi orgullo… “ ¿Y qué orgullo? El orgullo de justificarme, orgullo de sentirme avergonzada delante de todos, orgullo de mostrar perfección, etc. …

Otro día, algo impactante aconteció, mi padre menciona en la reunión que una esposa antigua en la obra de Dios, manifestó con demonio, y que ella no sabía que no estaba liberada.

Para mi, y creo que para todos, fue súper impactante, porque nunca habíamos visto algo que desacreditase la conducta de esa esposa; ella era una buena esposa, siempre dispuesta para todo, etc. …

Dios Mío, eso fue un impacto muy grande para mi, que me hizo temer aún más mi estado, yo era consciente de que no estaba en el auge de la fe en aquella época, ya que me había distraído con novelas, con inseguridades…

Y cuando vino aquella noticia, me hizo temblar, ¡recuerdo que leía la Biblia y parecía que ya sabía todo!

¿Cómo es posible? Antes no era así…

Me asustaba el hecho de no tener las características del Hijo de Dodo;

Me asustaba el hecho de que una esposa antigua de obra manifestase con demonio, sin haber cometido ningún pecado;

¡Me asustaba la forma en como yo leía la Biblia y no ”me hablaba” nada!

¡¡¡Dios Mío!!! Mi alma parecía que estaba en la cueva.

No era por casualidad que yo estaba en está reunión, no fue en vano, incluso sin que Julio sea un responsable.

Entonces… ¿me quedaría yo delante de está angustia sin hacer nada?

¡No! ¡mi fe no me permitía eso! Yo tenía que ir donde encontrase refugio, y fue cuando, volviendo de una de esas reuniones, por la noche, fui a mi habitación, dejé que Julio duerma y fui urgente a hablar con Dios.

Y llegando allí, en el baño, en medio a la desesperación, sin que nadie supiese lo que pasaba dentro de mi, puse mi cara dentro de la taza del váter, como forma de decir a Dios que yo era más sucia que aquello que me daba asco – la taza del váter.

Quería una respuesta, ¡mi alma pedía socorro por algo que yo creía y quería! Mi dolor no era por la vergüenza de haber sido llamada la atención, sino que el dolor era por mi alma, ¿dónde estaba llevando mi alma: a los pasos de Jesús o a mis propios pasos? ¿Cómo estaba yo delante de todo aquello que estaba pasando a mi alrededor?

Yo puse mi cara dentro de la taza del váter, y allí llamaba insistentemente: “Mira Dios, ¡mira como soy! ¡Mira como es mi lectura bíblica! ¡mira que débil estoy, hasta tengo miedo de estar engañándome de alguna forma! ¡¡¡Jesús, socórreme!!! Te necesito…” (No me acuerdo exactamente de mis palabras, pero eran más o menos así, y sólo de acordarme me hace llorar.)

Acabé de orar y fui a dormir, y cuando me levanté el día siguiente, supimos que nos íbamos a quedar en Nueva York, y que Renato inía a Inglaterra.

Fuimos a la primera evangelización en Nueva York ara convidar a las personas al Madison Square, para

una reunión especial que sería hecha, y allí estaban todos los pastores en masa, en las calles haciendo la divulgación.

Me encontré con una esposa que se convirtió en mi amiga, Sara, esa era el nombre de ella, ella siempre me hablaba de las cosas de Dios, y era eso lo que buscaba en alguien, y ella me habló sobre un capítulo de Salmos, para que yo lo leyese.

Al terminar la evangelización, llegando a casa, fui a leer la Biblia, y para mi sorpresa, conseguí oír la voz de Dios, ya no era esa sensación de que era algo que ya había leído, Dios Mío, lloré de alegría, ¡Dios está hablando conmigo nuevamente! Dios aceptó mi clamor.

Me llené de fuerza, salió aquel peso, miedo y problemas de encima de mi, ¡me sentí todopoderosa nuevamente! Mi fe estaba avivada.

Fuimos a la sede de Nueva York, y el Obispo Renato Maduro, responsable de Nueva York en aquella época estaba buscando a alguien que se quedase en la iglesia en inglés.

En aquella época la iglesia en español era la que destacaba, estábamos con toda la fuerza trabajando para la misma, y el inglés estaba en un segundo plano, ya que venían más personas que hablaban español.

El Ob Renato Maduro quería que nos quedásemos con él en la sede, pero la necesidad nos hizo ser llevados a la iglesia en inglés.

Para mi nada era un problema, todo iría a existir. Porque el espíritu que inundaba mi ser, era algo más allá que ser tocada, era infinito. Estaba dispuesta a comenzar y traer a la existencia lo que no existe, no importaba lo que los demás hablaban, y si lo que había dentro de mi.

Solucioné con Dios las cargas, Dios me restauró, arrancó mi alma de aquella cueva, y me dio otra fuerza, además de lo que existía como algo en mi normal.

Por causa de una necesidad, hubo búsqueda, sinceridad en aquello que en creía, por eso tengo razones inmensas para adorar a Dios, porque me vi necesitada, y siempre que me vi así, fui a Él y Él suplió todo.

Yo lo amo, mi relación con Dios estaba apenas comenzando, de forma más personal por causa de los dolores.

Serie: Volviendo al pasado

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15 comentários

  1. Gracias Sra Viviane por compartir sus experiencias con nosotras, es horrible sentirse lejos de Dios, ver que tu no estas espirialmente como tendrías que estarlo, pero peor es creer que todo va bien, engañarte a ti misma y permanecer en el error.
    Dios siempre esta dándonos oportunidades para mudar, cambiar, y ser mejores para con El, pero para eso debe a ver por parte mía humildad, analizarme a mi misma y buscar en Dios la ayuda, el socorro y la solución, muchas veces me sentí así, pero eso me llevó a acercarme a Dios y a depender mas de El.

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  2. Buenas noches señora, leyendo tu historia señora me iso crecer mas en la fe, que dios te siga usando cads días mas,

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  3. Dios muchas veces me da la oportunidad de que me de cuenta que necesito sincerarme conmigo mismo sobre mi estado espiritual y reconocer que tengo que quebrar mi orgullo y humillarme con él, y entonces recibiré lo que deseo, que es que Dios me escuche, pues sólo así, siendo sincera, hablando todo lo que está en mi interior Él aparece para mi vida.

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