Volviendo al Pasado – 54ª Parte

Viviane Freitas

  • 20
  • Sep
  • 2016

Volviendo al Pasado – 54ª Parte

  • 20
  • Sep
  • 2016

Yo estaba sedienta en servir mejor a Dios. No apenas con el título de esposa de Obispo. Eso no era todo.

Había algo que faltaba y yo tenía que descubrirlo. Mi creencia en Dios era real y verdadera, si hay algo que no está funcionando es porque algo no está bien.

De vez en cuando teníamos algunas reuniones internar con algunos lideres espirituales, y en esas reuniones me encontraba siempre con mi hermana y mi madre. Y era ahí que el conflicto se volvía aún mayor, porque en lugar de estar muy feliz, yo me quedaba triste. Triste por que siempre era contrariada por mi hermana y por mi madre. Para mi no era fácil.

Mientras otras esposas que no eran contrariadas, bajo mi punto de vista, vivían sus vidas de forma que aprovechasen bien el tiempo allí, yo me indignaba: “¿Por qué siempre, cuando tengo que venir a estás reuniones me siento triste? ¿Por qué tiene que ser así conmigo?” Parecía que nadie percibía lo que me pasaba, excepto mi hermana, que desde lejos se daba cuenta.

Siempre que tenía esas reuniones oía consejos por parte de mi hermana y de mi madre, directos a mi. Y sinceramente, en aquello época, era una ofensa oír ciertas verdades, porque el problema para mi así se agravaba aún más.
Pero en el fondo, esos consejos estimulaban más mi búsqueda, y me hacían con sinceridad “cazar” para obtener el resultado.

En una de esos viajes misionarios, de reuniones, mi hermana comentó al respecto de un libro, llamado “Amor Redimido” de Francine Rivers.

Yo jamás apelaría en buscar algún libro, porque siempre respeté la idea de que deberíamos leer apenas la literatura de la iglesia, para no mezclar “vinos”.
Pero como venía de mi hermana, acepté leerlo. Y cuando lo leí, me identifiqué con el libro, no me despegué del libro hasta terminarlo, hasta el punto que incluso mi marido me lo pidió para leerlo también.

Y eso fue un paso… después ella comentó sobre otro, que serían 3 volúmenes muy gruesos, de una seria. Y este libro agudizó aún más mi sed de encontrar.

Después de haber leído el primer libro, que hablaba de una prostituta, tuve el deseo ardiente de ayudar a esas mujeres, que están en un lado muy distante de mi realidad, y que en realidad, muchas de ellas, están allí porque no tuvieron otra elección.

Leí este libro con algunas mujeres en la iglesia, todos los domingos por la tarde, y de allí también surgió la idea de ir donde ellas estaban.

Había una mujer en la iglesia que era una ex – prostituta, quien estaba en su proceso y venía con su marido. En esa época, los dos trabajaban para vender comida a las mujeres de la casa de prostitución, los dos amaban el trabajo que Dios estaba haciendo en sus vidas, y nos dieron la oportunidad de ir con ellos, hasta el lugar para tener acceso a esas mujeres.

Al principio fui yo y una esposa llamada Patricia, fuimos creando formas de tener más acceso a ellas, hicimos una carta como si fuese una prostituta hablando con Dios, intentando encontrar una salida. Y ahí comenzó nuestro trabajo para ir a los lugares más remotos.
En el próximo artículo, cuento más…

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