Volviendo al Pasado – Parte 67ª

Cuando llegué a Inglaterra, vi a la hija de un pastor en medio de toda la iglesia y me dije: «Voy a invertir en ella».

¿Sabes aquella voz, aquel deseo de desenvolver alguien para Dios? Era exactamente eso. Había escuchado que ella no era muy firme con Dios. Por eso, la miré como un objetivo para ayudar.

No sé decir el porqué, pero siempre me gustaron los desafíos para ejercitar mi fe. No para que yo apareciese, era algo interno que yo quería dar, para honrar a Dios y ganar almas.

A veces la persona está rodeada de tantas otras, e incluso siendo de Dios, puede no estar viendo la oportunidad de ofrendarle a Él vida.

Así como yo sabía sobre mis conflictos, parece que veía con mayor intensidad la necesidad ajena, pero no hacía esto con todo el mundo.
En este caso, está chica joven, hija de pastor, fue mi primera iniciativa de ver a alguien, en medio de tantas otras personas.

Ella trabajaba con su padre en el mantenimiento de la iglesia; se quedó como su secretaria, la madre también estaba involucrada con la parte de recibir a los pastores y con inventarios. La pareja era, y es, hasta hoy muy dedicado, honesto y siervo. Ella también tenía una hermana más pequeña, la cual ayudaba mucho a la madre con los quehaceres de casa. La hermana era súper dedicada en todos los aspectos. Pero mis ojos estaban dirigidos especialmente hacia la hermana mayor, porque era más difícil.

Recuerdo que hubo una ver que Julio tuvo que hacer un viaje, de 1 día, él volvería al día siguiente; por eso surgió una oportunidad de yo salir con un grupo de esposas y también con ellas. Le pedí a los padres permiso para poder salir con sus hijas, y ellos inmediatamente las dejaron.

Sería mi primera salida con el fin de pasear en Inglaterra, movida por mi iniciativa. Este paseo tenía el objetivo de acercarme a ellas presentarles un Jesús maravilloso, salimos por la mañana y sólo regresamos a casa sobre la media noche.

Fuimos a varios lugares en Inglaterra, de metro, comimos, y al final fuimos al cine, hice lo que creo que nunca había hecho, ni para mi misma, pero lo hice con el objetivo de acercarme a ellas.

¿Sabes cuándo el alma tiene tanto valor para ti que quieres hacer algo para estar cerca con el único interés de salvarla del infierno?

Así fue, y poco a poco fui inventando cosas para acercarme a este alma.
Incluso fui a su casa para hacer tortitas.

Vivíamos todas en la iglesia, y aún así viviendo en el mismo lugar, era muy difícil encontrarnos, por eso yo tenía que crear ciertas oportunidades. Otro día hice un “arroz maluco” y lo mandé para la familia, así, poco a poco me iba acercando. Hasta que un día ella me escribió un email agradeciendo por la atención, y yo le pedí algo más a ella; le dije que me diese la oportunidad de ser su amiga, yo no quería apenas un agradecimiento, quería que ella contase conmigo para sus dificultades; quería ayudarla.

Y así fue… ella empezó a contarme acerca de sus dificultades y pude ayudarla, aconsejándola, etc..

Además del trabajo de ella, a veces tenía que contactar conmigo para algunas decisiones que yo tenía que tomar; y allí compartíamos momentos de conversación.

Yo no era aquella persona que estaba “encima”, porque tenía muchas otras responsabilidades para resolver, pero quería dar aquello que veía como necesidad, cuando enfrentaba mis propios conflictos. Así, daba atención, orientación, oía sin condenar y orientaba.

A medida que yo hacía esto, buscaba saber con su madre como ella estaba yendo en casa. Le pedía también, si ella viese algo que precisase que yo trabajase, que me lo dijese, ya que yo no podía conocerla tan bien por el poco tiempo que pasábamos juntas. Lo que teníamos eran oportunidades creadas, que yo agarraba para ganar el alma de ella.

Y así era.

¿Sabes que mi objetivo en relación a algo me hace empeñarme en algo que ni tiene mucho que ver con mi día a día? Pero este objetivo permite expandir mi visión, descubrir cosas nuevas que jamás yo descubriría si estuviese en mi mundito egoísta.

Agradezco mucho a Dios por esta fe, que siempre me enseña, que me incentiva a desafiarme a mi misma. Me enseña a servir al mismo tiempo que invierte en mi como persona.