Volviendo al Pasado – 21ª Parte

Viviane Freitas

  • 8
  • Dic
  • 2015

Volviendo al Pasado – 21ª Parte

  • 8
  • Dic
  • 2015

La Obra de Dios: Es un privilegio estar en ella, no es para los capaces, sino para aquellos que quieren depender de Dios 100%.

Nunca se sabe lo que va a acontecer mañana, no tenemos garantía de nada, no de donde vamos a estar, no podemos hacer planes propios; no podemos guardar muchas cosas, porque eso va a acabar volviéndose pesado por los variados lugares a los que somos transferidos. No podemos tener contratos, porque no podemos garantizar nuestra estadía en un lugar, entonces, mañana para aquellos que sirven a Dios en el altar, no es nuestro, no está a nuestro alcance.

Bendecimos a mucha gente, pero nosotros no podemos estar con el objetivo para nuestras propias vidas. Cuando tenemos problemas, tenemos que superar y no dejar que ellos no quiten nuestro objetivo de servir al pueblo de Dios, pero en especial y primeramente a Dios.

Bueno, en California estábamos trabajando en el día a día de la Iglesia, y mis padres siempre tenían sus viajes misioneros a varios lugares; y en uno de esos viajes ellos estuvieron en Portugal. Y en ese viaje, ellos se encontraron con los niños del Hogar Universal de Lisboa.

En este viaje, mi padre encontró a Luis que llegó hasta él diciendo que quería un padre; al oír aquella frase de un niño de 3 años, le tocó profundamente. Y de allí él fue inspirado por Dios para que los pastores adoptasen un niño.

Volviendo a California, mis padres vieron con algunas fotos de los niños del Hogar para que yo los viese, e inmediatamente, yo, Viviane, agarré aquella idea de aceptar una un niño en la cual yo trabajaría para servir a Dios.

Y en ese período, no estábamos pensando en nuestro bien personal, en ser madre, sino en arrancar un niño del mundo e invertir la fe dentro de él, al menos, así fue conmigo.

Yo acepté de brazos abiertos la idea, pero Julio no aceptaba la idea de que cogiésemos un niño; para él teniendo más compromiso delante de tantas responsabilidades de la obra de Dios, prefirió no soñar.

El deseo de Julio era estar enteramente el servicio de Dios, sin que tuviésemos impedimentos para servir más y mejor. Y con un niño, no sólo estaríamos teniendo el compromiso, sino que dividiríamos la atención prestada a la Obra de Dios. Porque un niño requiere atención, entrega, amor, cariño, y lo más importante, el cuidado con el alma.

En mi cabeza la idea era, lo que mi padre hablase sería una “ley” a ser cumplida, además de yo también desearla.

Y así empieza otra etapa de mi vida.

Aguarda…

Serie: Volviendo al pasado

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