Volviendo al pasado – 16ª Parte

Viviane Freitas

  • 27
  • Oct
  • 2015

Volviendo al pasado – 16ª Parte

  • 27
  • Oct
  • 2015

(Volviendo al Pasado 16ª parte)


Preparo mis maletas, y vamos de coche por el desierto de California a Houston, un largo viaje, casi sin puestos de gasolina; vamos con una gran expectativa.

Llegamos a casa del Ob. Romualdo, con la siempre calurosa recepción de su esposa Marcia y del Obispo.

Mis ojos brillaron, ¡era mi oportunidad! El Obispo nos enseñaría, ya estábamos destinados a una iglesia distante de Houston, pero aún así todo era una gran oportunidad. Dejé mis dos gatos con una familia de pastor, hasta que llegásemos y tuviésemos donde vivir.

En casa se Marcia, era gracioso: Ya habían dos parejas viviendo allí, incluyendo a ellos, y encima, nosotros, apenas por una temporada.

Allí mi vida ya estaba activa a una verdadera ama de casa, hacía limpieza, ayudaba en la comida y en todo lo que tenía que ser hecho.

Al preparar el almuerzo, yo, Marcia y la otra esposa, era “ de risa” porque parecía que todo era nuevo para todos, pero nos adaptamos muy bien, hacíamos todo juntitas, donde estaba una, la otra también estaba para ayudar.

Todas hacían todo con la mayor satisfacción.

Pasado algunos días fuimos enviados a Brownsville, Texas, en la otra punta de Texas, frontera con México, era una ciudad pequeña y muy tranquila, donde el idioma prácticamente de esa ciudad era español.

Y aquí comienza otra historia.

Nos mudamos allí, donde ya estaba la iglesia preparada, pero no había lugar donde vivir, entonces íbamos a un hotel de paso, solamente para dormir, bien cerca de la iglesia.

Estábamos buscando un lugar para vivir, pero infelizmente los días fueron pasando y no encontrábamos un lugar de acuerdo con lo que nos fue orientado.

Creo que nos quedamos viviendo en el hotel durante q mes y medio; nuestra ropa tenía que estar en la maleta del carro, porque la habitación era alquilada por noche.

Por la noche, había barullo de “desastre” de jóvenes, y de gente hablando alto, fueron noches mal dormidas hasta el punto de que intentamos vivir en la iglesia, pero como no había baño con duche, no podíamos vivir allí.

Es ese período teníamos que comer fuera, en la iglesia no había cocina, no tenía casa, y por eso teníamos que comer fuera, los primeros días comíamos sin mucha preocupación, pero con el pasar de los días, fue siendo pesado el coste delante de lo que recibíamos. Entonces teníamos que escoger la comida o la cena, cuando comíamos el resto del día era sustentado con galletas y “cosas de picar”, y así íbamos llevando la vida.

Y con gran satisfacción estábamos allí, yo lo sabía muy bien.

Hasta que un día Julio encontró una casa para ir a vivir, yo ni la vi, ni nada, sólo llegué al local del destino….

¡y el “show» comenzó!

Llegué a cada y ya tenía todo: Cubiertos, muebles, y lo necesario para poder vivir, pero todo estaba muy sucio, cuando abrí el cajón de la cocina y vi los cubiertos oxidados… empecé a llorar.

Sin querer llorar, no contenía las lágrimas, que tenían “sonido” de llanto con dolor y vergüenza. Y no podía parar de llorar, durante el tiempo en que observo las cosas de casa, Julio empezó a reírse de mi; para él, como ya había pasado por tantas cosas en la obra de Dios, eso no era nada; pero para mi, era mi primera vez.

Y yo, que siempre me juzgaba fuerte en el sentido de sentirme preparada para lo que “sea que venga” en la Obra de Dios, en términos de “escasez”, estaba allí, llorando sin poder contenerse siquiera.

¡Qué vergüenza! Tenía vergüenza delante de Dios y de Julio, que al fin y al cabo, pensaba que esto no me afectaba… mira yo, aquí, llorando.

Y cuando abrí la puerta de la pila de la cocina, veo aquello que “pega” la cucaracha, cuando vi eso mis ojos se arreglaron y salí corriendo… “¡¡¡¡Ay, Julio, aquí hay cucarachas!!!!” Y tuve mi “ataque” de pavor a las cucarachas. ¡El “ataque” era de pensar que las cucarachas estaban allí!

¡Es increíble, en todo lugar que yo abría los armarios, tenía aquella “cosa!

Al sentarme en el sofá que tenía el fondo blanco y dibujos de helechos, veo lo cuán sucio estaba.

“¡Dios Mío!”
Abrazaba a Julio, y Julio riéndose de mi.

Y yo muy seria en mi drama, lloraba y lo abrazaba.

“¡Oh Julio, disculpa! ¡Yo no quiero llorar!”

Mi amado Julio, me amparaba y decía: “¡Esto no es nada Mimiu! ¡No te pongas así!”

Pero yo, muy ansiosa, no veía la hora de salir de aquella casa.

EN aquel mismo día, ni aguanté… Llamé al Ob Romualdo, con la “cara dura”: “Obispo… disculpe, pero encontramos una casa que es horrible. “ No recuerdo si hablé con el Obispo o con su esposa, Y lloraba al teléfono.

Increíble, ¡yo hice ese papelón! ¡Peor lo hice!

Al día siguiente, el Obispo Romualdo vino a Brownsville y fue a buscar otro lugar. Él vino a resolver una “vergüenza” mía. Porque yo no sabía tratar con la vida de esa forma.

No nos había sido impuesto vivir en aquella casa, pero por falta de paciencia y por no encontrarnos dentro de los padrones fue escogido algo así por Julio.

Y entonces el Ob. Romualdo encontró un lugar para vivir, y se resolvió la situación de donde vivir, nos mudamos enseguida y salimos de aquella casa horrible a esta otra.

Y así, yo muy feliz de la vida; comencé mi limpieza empezando por la cocina, limpié los armarios, gracias a Dios no tenía ninguna de aquellas “cosas” de pegar las cucarachas, y fui haciendo la limpieza por etapas, cada parte de la cocina. Y cuando fui a limpiar la nevera, al abrir salió una “cucaracha voladora” y entró dentro de mi blusa.

¡¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!


«Ay no, ¡me voy de aquí!”
Yo dije esto bien alto para mi misma, porque yo estaba sola en casa, y en seguida, sin pensar, cogí mi bolso para salir de cada…. Me di de frente con la puerta de salida y vino una voz mansa y suave (la voz de la fe inteligente), que dice:

“¡Otra vez, Viviane! ¿No crees que llegaste al cúmulo haciendo que el Ob. Romualdo venga hasta aquí para buscar un lugar para vivir, ¡¡¡¡¿y ahora otra vez estás con miedo de cucarachas?!!!! ¿No basta lo que hiciste?”

Cuando oí esa voz dije: “Realmente, ¿qué estoy haciendo? ¡Está amarrado! Voy a buscar esa cucaracha y voy a matarla, ¡ella va a enterarse! Y fui detrás de la cucaracha… Busqué en todos los rincones de la cocina, y desapareció. ¡Nunca apareció!”

Era realmente una cosa que yo tenía que vencer, y sola. No servía la Palabra de Dios en aquel momento, ¡era actitud en contra de mi yo!

Continué limpiando el resto de la casa, a lavar y planchar para dejar todo bien arreglado.

Esta experiencia… ¡nunca la olvidé! Una vergüenza, pero sólo viviéndolo pude descubrir realmente lo que nosotros somos capaces de hacer.

La ansiedad nos lleva a precipitarnos y también a no pensar de forma inteligente, no podemos evaluar las consecuencias de una iniciativa así, sólo pensamos en el momento, en agradarnos.

Serie: Volviendo al pasado

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

1 comentário

  1. Buenos Días Señora Viviane…!!!
    si en realidad eso me paso por precipitarme a hacer las cosas con facilidad a mi me paso algo parecido cuando era adolecente, antes yo NO tenia ese conocimiento que tengo ahora para nada. Antes era totalmente diferente pero ahora cuando ya tengo esa voz interna la voz inteligente que te va guiando ya No haces mas caso al miedo o a los pensamientos de que NO lo vas a conseguir etc..!!
    Sino que hay esta la voz en tu interior habla mas FUERTE QUE CUALQUIER COSA…!!
    muchas gracias por contar su experiencia..!!

    Ver más