Volviendo al Pasado – 41ª Parte

En esta época la fe fluía por mis venas, las luchas pasadas hicieron “circular la sangre por mis venas”, yo estaba diferente, una vez que descubres la forma de usar la fe ¡ya era!

Cuando permites existir el uso de la fe inteligente en las luchas la misma activa la fe intrépida.

No era posible que yo me conformase con las cosas naturales, y esa certeza que viene de la fe era algo dado por Dios. Porque me estimulaba delante de las dificultades para hacer aquello que no existía.

Entonces yo “iba hacia delante” siempre quería estar involucrada en algo en la obra, mi ser no se conformaba en ser alguien que hacía apenas su papel natural, quería traer a la existencia aquello que no existía, y para eso tenía que ejercitar la fe.

Y como estaba a la “caza” de hacer que algo aconteciese, prestaba atención en cada situación a mi alrededor, y percibía cosas que aparentemente estaban normal. Pero que no coincidían con mi fe.

¿Cómo?

La forma en cómo las personas veían las cosas y aceptaban como eran, no haciendo nada al respecto, ¡me indignaba mucho!
Esto me llenaba de fuerza para luchar en llevar una conciencia.

Yo me preguntaba:
¿Cómo es posible que alguien que tiene el Espíritu Santo, deje las cosas pasar delante de sus ojos y ser indiferente, como si fuese normal? ¿dónde está el Espíritu de Dios en esto? ¿Y el Poder?

No podía aceptarlo, siendo apenas consciente de lo que está escrito en la Biblia y no ver el cumplimento de la misma en mis días, mi vida tenía que reflejar aquella Palabra.

Como responsable de un grupo de esposas, no podía verlas de la misma forma, como el mundo trata con la religión.

Entonces trabajaba de forma incisiva con ellas, hablaba fuerte de la fe, siempre tenía mensajes para despertarlas de la acomodación, ciertamente esto no las agradaba, porque es algo que molesta.

Julio, por otro lado, estaba trabajando con los pastores.

Hacíamos vigilias, orábamos a media noche en contra de todos los principados y potestades, percibíamos la fuerza de nuestro clamor haciendo la diferencia en la iglesia; pero aún teníamos muchas cosas en las que trabajar.

Había fuerza y disposición en nosotros para trabajar, y también alegría en nuestro ser al hacer aquello para lo que fuimos llamados.