Volviendo al Pasado – 9ª Parte

África del Sur fue un país en el que estuve apenas 1 año y medio, fue un país que empezó a mostrarme otros errores que habían en mi interior, además de los celos que había encontrado en Portugal.

Estuve en Johannesburgo 2 veces, dentro de ese período de 1 año y medio que estuve en el país.

Al principio de llegar a África del Sur, sucedió una de las cosas más difíciles de tratar, de la cual surgieron raíces profundas, fue por un comentario que una esposa hizo, diciendo: “A tu madre le gusta más tu hermana que tú…¡Ella es más cercana a tu hermana!”  El comentario era algo así, relacionado conmigo y mi hermana.

Al escuchar aquellas palabras, parece que me dieron un tiro al corazón.

Me quedé desesperadamente triste, mis facciones cambiaron y me fui a la habitación a llorar, por más que llorase, nada pasaba para poder resolver aquel agujero que había dentro de mi.Las palabras de aquella esposa sonaron tan verdaderas, porque en realidad cuando mis ojos observaron alrededor, veía la escena de alegría de mi madre; la forma en como ella hablaba con Cris, parecía que encajaba más que conmigo.

¡Cómo esas palabras criaron raíces! Nunca había oído a nadie en mi vida pronunciar algo así, yo creí en las palabras de aquella esposa, aquellas palabras abrieron mis ojos para mal.

Aquella noche Julio me preguntó que qué me pasaba, por qué estaba tan triste, le dije lo que la esposa había dicho, y él me dijo que debería quitarme esa duda con mis padres.

Y realmente fui por la noche a la habitación de ellos, llamé a la puerta para desahogarme, al entrar, yo estaba en llanto, y ellos muy preocupados me preguntaron: “¿Qué ha pasado?”

Cuando ellos me preguntaron yo les dije: “Padre, madre, ¿amáis más a Cris que a mi?”

Ellos se extrañaron de aquella cuestión y la forma en como yo estaba decidida desahogarme y hablar.

Y me respondieron: “No, hija mía. Os amamos igual” Y yo les dije: “¡Es que alguien me dijo que mamá ama más a Cris que a mi!”

Inmediatamente mi padre furioso preguntó: “¿Quién te dijo eso? ¡Dímelo!”

Yo le dije quien era, y él reprendió también aquel pensamiento sucio que vino a mi cabeza, que era malo.

Increíble, nunca lo había visto de aquella forma, pero al oírlo empecé a creer y notar que realmente todo parecía testificar con las palabras de ella.

Al día siguiente mi padre reprendió a aquella esposa.

Y de hecho, mi madre y mi padre estaban felices con la llegada de Cris, era realmente la primera vez que toda la familia estaba reunida después de que se casaron las hijas.

Mis padres ya habían vivido conmigo, pero era la primera vez que Cris vivía con nosotros.

Era normal, después de meses, que hubiese una cierta conmemoración y expresiones hacía ella, la nostalgia era mucha.

Y después se eso fue, aquella impresión que tenía.

El diablo es muy listo, él sabe que todo depende de cómo vamos a mirar la situación, a veces no miramos mal, pero él usa a personas para que puedan traer palabras de muerte, justamente para que tengamos malos ojos y separarnos de la Luz.

“La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!”    (Mt 6:22,23)

Y delante de una situación como está, está claro a quien voy a dar prioridad: A la Palabra de Dios o a las palabras de la esposa.