Volviendo al Pasado – 26ª parte

Viviane Freitas

  • 9
  • Feb
  • 2016

Volviendo al Pasado – 26ª parte

  • 9
  • Feb
  • 2016

Con la oportunidad de tener a Vera y a Luis de cerca, busqué todas las maneras para trabajar en ellos, mirando hacia el futuro.

¿Y qué futuro?

El futuro del alma de ellos.

Aún siendo ellos niños, yo sabía que igual que yo, cuando era niña, también tuve necesidades. Sabía lo que era vivir dentro de un hogar cristiano y como el mundo atraía a cualquier ser humano, aún teniendo todas las necesidades básicas de una familia.

Todo lo que yo podía hacer para celar por el alma de ellos, yo lo hacía. Insistía en las orientaciones más básicas para que un niño sobreviviese delante de los problemas.

Yo quería aprovechar toda y cualquier oportunidad. Entonces, todo era llevado para el lado espiritual, dentro de lo posible, en las mínimos cosas. Todo lo que yo veía que podría llevar para algo serio y a un aprendizaje, lo utilizaba para formar el carácter de ellos.

En el momento de comer con ellos agradecían por la comida que ellos tenían. Y yo siempre les decía que tenían que comer todo lo que estuviese en el plato, y no tirar la comida. Les enseñaba que había tantos niñitos que pasaban hambre, y que ellos tenían que valorar la comida. Estaba siempre “mirando” el plato de ellos, para que no dejasen restos de comida.

Vivíamos en una casa que tenía 2 pisos, y siempre que necesitaba algo de allí encima, siempre le pedía a Luis (que era el más pequeño) para que fuese a buscarlo. Pero él siempre reclamaba, ahí, se lo pedía a Vera y ella, a su vez, tampoco quería ir.

Entonces, creaba otra “técnica” y decía: “Hmmm….¿quién quiere ganar galardón allá en el cielo?”

Ahí, ellos decían: “¡¡¡¡Yooooo!!!!” “Entonces, para ganar el galardón, tiene que ir a buscar esto para mi, ¡porque cuanto más tu sirvas, mayor será tu galardón!”

Y entonces los dos peleaban y salían corriendo para buscar aquello que yo había pedido, porque ambos querían el galardón. Entonces, siempre que yo pedía, ellos querían servir, ¡eran tan lindos ellos!

Cuando ellos recibían regalos, yo también decía: “Mira Luisito, mamá compró ese regalo, ahora tú vas a dárselo a aquel niño…” Nuevamente él reclamaba: “¡Ah, mamá!¡No, no quiero!” Ahí yo le decía: “¿qué es eso?¡Luisito! Cuando tu das, tú recibes.” En realidad, yo hacía eso para trabajar en ellos, en no ser egoístas. Porque como nunca habían tenido nada de ellos, a todo lo que ellos poseían, se apegaban mucho.

Un día Verita me dijo: “Mamá, ¡mira! ¡Yo cogí el sobre de Israel y voy a participar!”

“¿Ah si, hija?” Entonces tu vas a trabajar para poner tu sacrificio dentro del sobre.

No voy a darte nada, tú vas a tener que conquistar.”

Y así era, yo hice brigadero y la enseñé a hacer la bolita del brigadero y a hacer el resto, y así los hizo ella.

Vendió todos los brigaderos.

Ella siempre me pedía: “¡Mamá, quiero ir a Disney!” Yo siempre la decía: “Ah, ¿quieres ir a Disney? Entonces ora a Dios para que Él toque en el corazón de mamá, porque el corazón de mamá está muy resistente para ir allí, y fue por ese motivo que cogió el sobre de Israel.


En todas las reuniones que frecuentábamos, yo estaba allí al lado de ellos para trabajar en lo que yo veía importante.
En la reunión de miércoles y domingo, yo siempre me ponía sentada en la silla cuando era la hora de orar, ellos se quedaban de pie mientras que yo abrazaba a los dos, y oraba alto (al sonido de que ellos me oyesen) y hacía la oración juntamente con ellos.

Fui percibiendo que ellos sólo estaban con los ojos cerrados y no pronunciaban ninguna palabra. Entonces yo decidí estar con los ojos abiertos y pedirles que ellos pusiesen la manita en el corazón y los enseñé a orar.

La oración que yo hacía, era de una forma que ellos pudiesen entender, de forma práctica. Entonces decía así; “Señor Jesús, limpia mi corazón negro, que está sucio de desobediencia, mentira y etc.” Y después, siempre en una oportunidad, explicaba sobre el corazón negro. Y así iba poniendo temor en ellos para aquello que no servía.

En las reuniones de viernes, nuevamente estaba yo allí y ellos de pie, participando de la oración fuerte. Y cuando manifestaba algún demonio en el cuerpo de alguna persona, yo les explicaba diciendo: “¿Ves aquella mujer? Él diablo encontró una brecha para entrar en la vida de ella.” Entonces, les explicaba: “Por ejemplo; la mentira. Cuando el corazón está negro y sucio, entonces el diablo ve la oportunidad de entrar en la vida de ella. ¡Veis porque no se pueden hacer cosas feas!”

En casa ellos querían ver la televisión, así que compré un kit de video casetes cristianos y se los ponía siempre, toda la semana. En otras ocasiones, ellos veían películas infantiles, pero todos eran bien seleccionados por mi.

Video juegos, ellos jugaban con el aparato del tío Moisés, ¡y sólo podían jugar 1 vez a la semana!

¡La semana que viene, cuento más!

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1 comentário

  1. Es dificil de enseñar a los niños cosas que deben hacer pero ellos solo piensan en jugar.

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