Volviendo al Pasado – 69ª Parte

Volviendo al Pasado – 69ª Parte

Nadie imagina lo que es la Obra de Dios mientras la ves desde el lado de afuera. La Obra de Dios, en especial fuera de Brasil, es mucho más limitada refiriéndonos a condiciones. Aquí, en Brasil, hay alguien para cada responsabilidad; allá fuera, para todo se cuenta con 1 o 2 personas, o a veces con nadie.

Entonces, para el programa Cosas de Mujer, tenía que crearse el tema semanal, dirigir el tema de la materia que iría al aire, y también cada deberíamos crear cada parte del programa.

En todos los programas de Tv, normalmente, existe una productora, pero el programa Cosas de Mujer empezó así, en la fe, por Cristiane Cardoso, y todo era hecho por ella, y después por Fernanda, y a continuación por mi.

¡Nuestra cerebro “se cocinaba! de tanto pensar! Teníamos reuniones semanales para abordar asuntos sobre los cuales grabaríamos en aquella semana, con las esposas que estarían en el programa. ¡Y no era nada fácil! Ninguna de nosotras teníamos estudios para eso. Pero la fe, la Obra de Dios, son así… nos pillan “desprevenidas”. Quien cree, se lanza, y quien no cree, se queda esquivando detrás de innumerables razones y de las circunstancias.

Y así fue… La lucha para mi era intensa. Mis circunstancias me decían que no tenía ninguna condición para estar allí. Pero la fe mi impulsaba siempre a mirar a las almas afligidas.

Las madrugadas en el Altar me ayudaban inmensamente. ¡Y qué bueno era ese desafío para mi fe! La activaba, tanto mi clamor, como mi necesidad de depender de Dios. Pero las respuestas a mis oraciones no era visibles. Sin embargo, ni el silencio de Dios, ni las circunstancias me dejaban volver atrás.
Decisión es para proseguir al objetivo. ¡Y fue eso lo que hice!

¿De qué forma era estás luchas?

Voy a explicarlo: Mi marido era el responsable por el trabajo en Inglaterra y en España. De las esposas que empezaron el programa, apenas quedó una. Las demás tomaron otro rumbo… o viajaron, o se contó con ellas para otra responsabilidad. La más “antigua” del programa era la de mayor confianza, de entre las que estaban llegando. Y ella no era la mentora del programa, pero era la que tenía más experiencia. Hablaba súper bien, tranquila, etc. Pero no fue escogida para estar al frente del mismo.

Como todo era nuevo, yo siempre la miraba para darme el apoyo de los temas de las grabaciones que hacíamos. Ella era aquella que podía ayudar más en términos de experiencia con el programa.

Nos reuníamos los lunes, para el tema de la semana, y los viernes gravábamos ( de lo que recuerdo)
Existía toda aquella preparación antes de las grabaciones, como cabello, maquillaje, y la ropa que usaríamos. Todo hecho y escogido por nosotras mismas. Y cuando llegaba el momento de la grabación, íbamos con aquel “frío en la barriga”. Empezaba la música de la apertura del programa, y yo daba inicio a la grabación.

Nadie imagina el “frío en la barriga” en esos momentos. Nos quedábamos muy tensas… ¿y sabes que pasaba? El programa que era de 30 minutos en la Rede Record, tardaba 2 horas de grabación. Porque nos equivocábamos muchas veces. Y era más por mi parte.

Esto al principio incluso era aceptable, pero después de algunas semanas, ya empezaba a ser intolerable. Incluso la esposa que participaba conmigo, ya no tenía más paciencia. Llegué a verla dando la vuelta a los ojos de tanta impaciencia con mis debilidades.

¡La vergüenza” era auténtica! Esposas de pastores, el cámara, el editor en el estudio, fotógrafo. Todos viendo mis errores y mis dificultades. La esposa responsable del país, que tenía que ser el ejemplo de superación, era la que más se equivocaba – yo, en este caso.

Recuerdo que eran tan vergonzosas mis imperfecciones, delante de “todo el mundo”, que incluso aquella esposa que, supuestamente, me daría apoyo, perdía la paciencia.

Yo nunca fui de defenderme. Incluso sabiendo de la autoridad que tenía sobre la esposa, no hice nada. La miraba y la entendía, que realmente tenía que tener paciencia para yo llegar allí. Hacer el programa como tenía que ser hecho.

Era mi responsabilidad vencer. Nadie podía hacer nada. “Todo el mundo” tendría que esperar mi desarrollo. Pero todo esto, yo lo llevaba a Dios, en pro de ganar almas. Lloraba mucho delante de Dios, sólo Dios y yo sabíamos lo que estaba pasando. Yo tenía vergüenza de presentarme a las personas que me veían y mostrar a un Dios “pequeño”, por causa de mis errores de habla. Yo pensaba dentro de mi: “¡Dios Mío! ¡¿Qué van a pensar del Dios de la Iglesia Universal, con la hija del Obispo Macedo hablando un portugués con español?! ¿Van a decir que mi Dios es un Dios de débiles? ¿Qué imagen estoy pasando de mi Dios?” Este era el mayor dolor.

Con mi persona, a mi no me importaba… ¡De verdad! Porque cuando yo decidí hacer el programa, me lancé de forma para “perder mi vida”, mi elección, etc. Aquí, realmente yo caractericé lo que había decidido en mi oración de perder mi vida.

Entonces, tuve que confrontar varias veces los mismos problemas, semanas después. Pero tampoco desistía de hablar con Dios. En el fondo, ¡yo creía! No eran las circunstancias las que dictarían lo que yo haría, sino mi fe.
MI fe requería entrega a las personas.

No estaba visualizando mi vida, mi fama, o cualquier otra cosa. Apenas el servir a Dios, honrarle a Él arrancando a las personas del infierno en que ellas vivían.

Y así fue. La semana que viene comento más sobre esta lucha. Lo que Dios hizo.

Serie: Volviendo al pasado

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1 comentário

  1. Buen dia Sra. Viviane que gusto que este de regreso con su diario gracias por compartir lo que ha pasado en su vida y decirnos como Dios le responde usando la Fe.

    Saludos!!!

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