Volviendo al Pasado – 23ª Parte

Viviane Freitas

  • 18
  • Ene
  • 2016

Volviendo al Pasado – 23ª Parte

  • 18
  • Ene
  • 2016

Bueno, el tiempo pasaba y los planes de tenerlos en mi vida era todo lo que había en mi cabeza. Pensaba y esperaba el momento en que yo pudiese tenerlos, pero estaba pendiente de cuándo ellos vendrían.

Hasta que obtuve el permiso para veros. Viajé horas en avión a Portugal, y fui a casa de una esposa de pastor, después de una reunión, fui hasta el Orfanato, para finalmente conocer a la niña y al niño que cautivaron mis ojos.

Llegando allí, ellos dejaron sólo a los dos (Luis y Vera) en el recibidor, solitos, con una mujer que trabajaba allí. Entonces cuando llegué me los presentaron, a Vera y a Luis. La sonrisa en los labios de Vera, acompañada de una carcajada felicidad, me dieron la bienvenida. Ya Luis, estaba haciéndose el macho, me miró con ojos de asustado, pero feliz al mismo tiempo, lo que también me dio un aire de bienvenida.

Y, después de eso, me sugirieron pasar un día con ellos, para ver como ellos eran.

El día que me propuse salir, fui al Shopping con ellos.

Llegando allí, en el shopping, estacioné y cogí las manitas de ellos. Manitas tan pequeñitas, tan inocentes. Una alegría enorme estaba invadiendo el ser de ellos también.

Me pareció haber sido la primera vez que ellos estaban en un shopping, porque incluso el subir en la escalera mecánica, fue como si ellos ya conociesen, pero al llegar cerca, tanto uno como otro, se quedaron amedrentados en ver algo así, hasta que los hice subir. Podía ver que todo era diferente para ellos, ya que miraban todo alrededor con mucha curiosidad.

Los llevé a la parte de juegos de niños, aquellos parques iluminados que están dentro del shopping. Al entrar los ojos de ellos resaltaron maravillados con las luces y con los juegos.

Había mucha gente ese día en aquel lugar, fuimos a algunos juegos y después de un tiempo decidí irme.

¿Para qué?

¡Dios Mío! Luis empezó a llorar y a tirarse al suelo haciendo escándalo, porque no quería irse. Me asusté, al fin y al cabo, yo no era nadie y ellos tampoco eran conocidos míos para que yo pudiese darles una orden.

Le llamé bien calma, pero con el corazón acelerado sin saber qué hacer, y él gritó alto: “Yo no voy, y etc.…” Las personas de alrededor se asustaron con la escena, parecía que todas las personas de alrededor estaba como en una película en pausa y sólo yo y ellos éramos las únicas personas que seguían moviéndose en aquella película.

Después de varios intentos usando maneras amables para intentar hacerle entender que ya era el momento de irnos, yo hablé definida: “¡Está bien! Quieres quedarte, entonces, quédate, ¡yo me voy!” Y fui andando, hasta que vino detrás de mi. Y así fui obligada a irme del shopping por la circunstancia incómoda que estaba viviendo.

Les dejé en el orfanato de regreso. Así me asusté y me quedé llena de dudas: “Ay, no sé… Él hizo un escándalo en el shopping. Pasé tanta vergüenza. Cómo saldré como madre con un niño tan indignado.”

Confieso que tuve miedo, pero una esposa, con toda la paciencia del mundo, me convenció que ellos podrían cambiar. Y así volví a casa, decidida en empezar con el proceso de adopción de ellos.

Serie: Volviendo al pasado

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1 comentário

  1. Es hermoso como una persona puede amar a alguien que no es de su propia sangre y cuidar de ellos.

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