Volviendo al pasado – 14ª Parte

Viviane Freitas

  • 13
  • Oct
  • 2015

Volviendo al pasado – 14ª Parte

  • 13
  • Oct
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(Volviendo al Pasado – 14ª Parte)


 

Volver al pasado me hace valorar cada momento de mi vida.

Mis padres fueron a California y decidieron quedarse allí, y después de algún tiempo fuimos transferidos allí también.

Un Estado bonito y alegre, fuimos nuevamente a vivir con mis padres, para llegar a la sede tenía que viajar 1 hora y media, la sede estaba en el antiguo cine Million Dollar.

El local era muy antiguo, ese cine fue inaugurado en 1918 en Broadway, downtown en Los Ángeles, no como Iglesia Universal, sino como cine.

En este Estado habían más iglesias y obviamente, más pastores; nos quedamos un tiempo en la sede.

Había programa de Radio y de Televisión en aquella época, Julio siempre estaba en los programas de radio, incluso sin hacer ningún programa, amaba ir allí, con el fin de tener alguna oportunidad de servir.

Varios pastores vivían encima de la iglesia, donde existían varios apartamentos alquilados por la misma, normalmente los pastores que vivían allí eran los que estaban en la sed. A la hora de la comida, los pastores iban a su casa a comer, y nosotros continuábamos con “el taper” de casa, a veces Julio era invitado por algún pastor para comer comida reciente en su casa.

Por no tener mucho espacio, y no tener ninguna actividad en la iglesia, yo ocupaba mi tiempo con otras cosas.

No sólo vivía distante de la iglesia, sino también de otros lugares importantes para el día a día de casa y del ser humano, como para ir al mercado más cercanos, que estaba a 25 minutos, el centro comercial, que estaba de 45 minutos a 1 hora de coche, todo era muy distante y consecuentemente, vivía una vida aislada de las demás esposas.

Entonces, como no tenía forma de quedarme siempre en la iglesia, porque no había espacio, y ninguna función física que me había sido otorgada, así como no había la función de trabajar en las reuniones, invertía mi tiempo de “sobra” para hacer otras cosas que también eran muy importantes en la vida de una ama de casa y esposa.

Organizaba mis cosas en casa, hacía limpieza 1 vez a la semana en mi habitación, y muchas veces, cuando mi madre no podía yo iba a buscar a mi hermano a la escuela.

Normalmente yo iba juntamente con mi madre a hacer compras para casa.

Vivía una vida tranquila, pero siempre buscando de alguna forma ser útil en algún lado.

Mi padre grababa los programas de radio para Brasil, y yo ansiaba como un regalo oír todo y cualquier mensaje de él. Quería tanto aprender a ser mejor para Dios, presentar algo aceptable a Dios, que mis elecciones estaban siempre enfocadas a ese objetivo.

Si mi padre llamase al obispo o a algún otro pastor para conversar, ahí estaba yo, con mi “antena” encendida para aprender y poder pasar el espíritu a Julio.

Yo era una verdadera “esponjita”.

Cuando mi padre recibía sus grabaciones en cintas de casete, él normalmente me las daba a mi o a otra persona para oírlas. Y cuando llegaban a mis manos, yo oía la cinta de casete y la guardaba con mucho cariño; al escucharla, ponía el tópico de la cinta, y la celaba como algo muy precioso. No quería compartir mucho la cinta con nadie por miedo de que no me la devolviesen, tal era la importancia de daba a la Palabra de Dios y al Espíritu de Dios que venía de mi padre.

Quería todo el tiempo aprovechar toda y cualquier oportunidad. Yo no veía la hora de que mi padre tenga tiempo para hablar y enseñar a Julio, pero eso nunca sucedía, al fin y al cabo, Julio eres apenas un pastor y no era responsable de nada, mi padre trabajaba más con los responsables.

En este tiempo, como todo estaba distante de casa, nos quedábamos un poco aislados de todo y todos; pero fue una óptima oportunidad de estar en sintonía con Dios.

Como Julio muchas veces llegaba muy tarde (de madrugada), y yo me quedaba esperando que él llegase, y aprovechaba todo mi tiempo para leer, meditar en la Biblia y orar.

Cosas que yo hacía cuando era soltera, las noches eran mi espacio con Dios, mi inversión en mi relación con Dios; ahí siempre me desahogaba, buscaba, etc. Y cuando me casé, todo empezó a no ser organizado con antes, ya no podía invertir tiempo a mi vida espiritual por la noche, como antes. El estar casada exigía que yo diese atención a mi marido, y esto poco a poco fue dificultando mi intimidad con Dios.

Aquella supuesta soledad, en lugar de entristecerme, me hizo empeñarme en aquello que yo ya conocía cuando era soltera, hizo de un “limón una limonada”.

Ese tiempo fueron momentos valiosos para mi, en realidad hasta estaba preparándome para lo que vendría por delante, empecé a construir algo que hace mucho tiempo no hacía, día a día yo tenía conversaciones con Dios.

Empecé a “vigilarme” como persona, a planear cuando tenía que salir de casa, yo tenía la cabeza para eso, no estaba ocupada con preocupaciones, ni distracciones.

Entonces siempre que tenía que salir (no soy mucho de salir, soy mucho de casa o de “iglesia”) en lugar de oír músicas seculares de la radio, llevaba la cinta de mi padre para oír, y fue en esos viajes de coche solita, en la ida al mercado, centro comercial, iglesia, farmacia, etc., donde yo aprendí a hablar con Dios; es más vivir con mis pensamientos en Él, ¡al fin y al cabo no tenía con quien hablar!

Yo no sabía que todo estaba encajando e incluso preparándome para lo que vendría delante de mi.

Estaba en “Luna de Miel” con Dios, me fui fortaleciendo cada vez más con Él y mis acciones “hablaban” sobre eso.

Serie: Volviendo al pasado

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1 comentário

  1. buenas tardes señora viviane. mi nombre es Roxana estoy leyendo su diario,y el llego a mi en un momento en el cual yo me siento como usted dice en libro que su alma pedia ayuda porque se sentia perdida.Gracias A Dios puedo comprender que no soy la unica que se sintio asi. Se que Dios me ama y el esta al control de mi vida.Gracias porque de alguna u otra forma Dios manda sus angeles para cuidarnos y en este caso la mando a usted ,para escribir sus experiencias con Dios.asi podemoss tambien nosotras ser fortalecidas.

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