Volviendo al Pasado – 28ª Parte

Viviane Freitas

  • 25
  • Feb
  • 2016

Volviendo al Pasado – 28ª Parte

  • 25
  • Feb
  • 2016

Yo era una niña siendo “madre”.

Cuando Julio le daba toda la atención a los chicos los sábados, hubo veces que yo hice el mismo papel de niño, hasta lo veo gracioso cuando me acuerdo.

Yo iba a un lugar donde nadie podría encontrarme, sólo para llorar de celos, no por Julio dar atención a los niños, pero es que tardaba tanto tiempo y antes era sólo mío. Mejor dicho “mio” y de la Obra de Dios. Y antes, cuando teníamos ese tiempo el sábado, la atención era todo para nosotros dos.

Luis tenía 4 años y Vera 5 años.

Ellos ya eran “grandecitos” y yo no tuve tiempo de crecer con ellos, para aprender a dividir. Entonces, yo tenía mis reacciones de niña.

Un día recuerdo que hice un papel muy ridículo, cuando fui al armario de mis padres y entré donde estaban las camisas de mi padre. Está claro que mis padres no estaban en casa, ciertamente estarían en uno de los viajes misionarios. Entré en medio de las camisas de él, y me senté, empujando mis piernas bien cerquita de mi. Postura de una niña que está enfadada.

Me quedé allí un tiempo y Julio fue a buscarme, por yo no estar entre ellos, hasta que me encontró, debajo de las camisas de mi padre; y dijo: “¡Qué feo! ¡Mírate!¡Pareces una niña!”

Me quede sin ninguna gracia, mi rostro estaba todo rojo de llorar, quería decir que yo tenía mis razones, pero las palabras que él usó me hicieron verme a mi misma.

Así yo iba aprendiendo delante de las dificultades. Errando, pero intentando acertar de alguna manera. No sabía que yo estaba equivocada, en mi conciencia yo estaba en lo correcto, porque yo sólo tenía ese día para estar con Julio, y yo quería el derecho de que él me diese más atención; ya que durante toda la semana, tuve que estar distante de él para educar a los niños.

Mientras tanto, Julio era un óptimo padre; yo admiraba la atención que les daba, y ellos le amaban mucho. Luis era todo del padre.

Yo compraba ropa bien parecida con las del padre.

Él era delgadito y leve, pero más agradable de cuidar.

Él era más celoso con su ropa que Vera.

Él usaba pantalón, camisa y tirantes.

Y cuando estaba así vestido, quería quedarse de pie al lado de la pared en las reuniones, quería ser visto como obrerito en la iglesia.

Y yo le decía: “¡Quién hace cosas feas no puede ser obrerito todavía!” Y él fruncía la cara, dejaba caer los brazos y decía: “!Ah mamá!, bien enfadado.

Todo lo que yo quería de él era que aprendiese a valorar y a obedecer.

No lo incentivaba a ser obrerito, cuando él vivía haciendo cosas feas en casa, si él obedeciese, él podría ser un “obrerito”, en ese caso, estar de pie en las reuniones como hacen los obreros.

Luis estaba loco por Julio, cuando teníamos que volver a casa, yo estaba en un carro y Julio en otro, ya que donde vivíamos era muy distante y no había otro medio de llegar allí sino fuese de carro. Luis siempre lloraba que quería ir con el papá.

¡Yo me enfadaba mucho! Me enfadaba verle dar preferencia al padre, en lugar de a mi.

¡Otro celito mío!

Es interesante, por un lado actuaba como alguien sabia, y por otro, era muy infantil; esto era debido a cosas que existían en mi que yo aún no había visto como un problema, sino como una defensa de mis derechos; todavía tenía muchas cosas que aprender…

Serie: Volviendo al pasado

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3 comentários

  1. señora yo he aprendido que muchas beses el pasado amargo nos nos deja seguir adelante por eso es importante dejar el pasado atras

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  2. Tenemos muchas cosas que aprender, ensenar y dejar de ser esa cositas que nos atrapa al pasado.

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  3. Aveces cuesta tanto dejar atrás el pasado que crecemos y seguimos viviendo de la misma manera actuando con el pasado viviendo como si nuestra vida no avansara

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