Volviendo al Pasado – 77ª Parte

Volviendo al Pasado – 77ª Parte

Después de arreglar todo, finalmente llegué a Portugal. Al principio, me quedé un poco desorientada por el tamaño del trabajo que me esperaba.

Estaba saliendo de un país que tenía 19 iglesias, para cuidar de uno con más de 100. Imaginaba que al llegar sería orientada por la esposa que estaba antes de mi, pero ella se fue a su nueva misión y no me pasó ninguna referencia.

 

Yo idealizaba una iglesia bien llena, con un pueblo fervoroso, pero la encontré en una situación bien diferente. Mientras tanta, esto no fue motivo para desanimarme, al contrario, era esto lo que me motivaba para trabajar con más dedicación. El fuego del sacrificio que yo había hecho en la última campaña de Israel, aún quemaba dentro de mi ser, como una llama ardiente dentro de mi tabernáculo.
Yo veía delante de mi, muchas oportunidades para glorificar al Señor Jesús en aquel lugar. Además del trabajo de la iglesia, yo también tenía el programa Cosas de Mujer, y ya pensaba en las esposas de pastores que junto a mi, harían parte de él.

 

Estaba buscando una esposa que encajase en este papel. Los pensamientos eran recurrentes: “¿Cómo hacer esto? Eran casi 200 esposas. ¿Cómo iría a encontrar una en tan poco tiempo, alguien para estar allí como amiga y hablar de temas tan profundos?”

Estaba atenta a todas a mi alrededor, todo el tiempo, pidiendo a Dios que me ayudase a encontrar esta persona.

 

Yo soy un poco reservada cuando no conozco a alguien, no soy extrovertida, saliendo y hablando con todo el mundo. Me quedo en mi lugar hasta conocer y sentir seguridad. Y recuerdo que había una esposa, que era las más presente de todas. Ella me presentaba todo en la Iglesia, era muy agradable, extrovertida, muy solicitada y graciosa. Ella tenía todas las características humanas que yo me identificaría. Ya imaginé que ella podría ayudarme en el programa, pero había algo que no terminaba de darme esa seguridad, parecía que el espíritu de ella no comulgaba con el mío. Aún así, yo la respetaba mucho, al fin y al cabo no quiere decir que nuestras percepciones sean siempre correctas, ¿no es verdad? Y esta historia sólo estaba comenzando…
Además de todos lo desafíos que Portugal me presentaba, aún me sentía como si estuviese invadiendo el lugar. Sin conocer nada, ni a nadie, había sido enviada con la responsabilidad de ser usada por Dios para liderar y guiar a aquel pueblo. Pero ¡así es la Obra de Dios!

 

Yo no me sentía digna de nada. No veía aquella responsabilidad mayor como una recompensa, no era eso lo que importaba para mi. Recuerdo que cuando salí de Inglaterra, alguien vino a abrazarme toda feliz, diciendo así: “¡Fuiste bendecida!”

Inmediatamente yo reprendí dentro de mi aquellas palabras, porque sabía que posición, status y responsabilidades mayores no quieren decir que estoy siendo bendecida. Siempre creí que lo que prueba la bendición de Dios sobre mi vida, no es lo que sucede por fuera, sino lo que sucede dentro.

 

Yo me sentía una niña delante de tamaña responsabilidad. Pero el Espíritu que habitaba en mi, no me dejaba intimidarme, me hacía mirar a la situación para proyectar con la fe aquello que tenía que ser hecho.

 

Y fue eso lo que comenzó a acontecer…

Serie: Volviendo al pasado

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