Volviendo al Pasado – 78ª Parte

Volviendo al Pasado – 78ª Parte

Allí estaba yo, en Portugal, poco a poco organizando mis cosas. Siempre amé hacer esto, porque me gustan las cosas prácticas de forma que faciliten mi vida.

Quien hace la Obra de Dios en el altar, como yo, ya sabe que generalmente no encontramos las cosas de la misma forma que las dejamos en los lugares que estuvimos más tiempo. Cada transferencia es un recomienzo, tanto en la adaptación como al nuevo país, las nuevas esposas de pastores, una nueva casa. Y todo esto, siempre no saca de nuestro ambiente cómodo.

La primera semana empecé a ir a la iglesia, me quedaba sentada en una sala en la que casi nadie entraba. Mientras que las otras esposas estaban ocupadas con sus responsabilidades, pasaban por el pasillo sin notarme allí, yo continuaba de la misma forma, sin saber a donde ir y qué hacer. ¿Sabes cuando llegas a u lugar y todo el mundo ya se conoce? Creo que ellas también se quedaban igual conmigo, con recelo por yo ser esposa del obispo e hija del Obispo Macedo.

En realidad, yo sabía que era mi responsabilidad “encajar” en aquel nuevo ambiente y estar cómoda allí. Así es la vida en el altar. Tú no tienes nada, sino apenas ropa en el cuerpo. Su futuro está en las manos de Dios y siempre tiene que recomenzar y adaptarse a las nuevas realidades. Tus deseos son para servir a Dios y al prójimo, solamente eso.

Un determinado día, en aquella misma salita, la esposa de un pastor auxiliar de la sede se me presentó. Me recibió, muy prestativa, incluso sin conocernos antes, parecía que las cosas comenzaban a caminar…
Entonces, tuvimos nuestro primera merienda en la iglesia, con las esposas que trabajaban allí, y en fin, yo tendría la oportunidad de conocerlas. Pero estábamos todas sin ninguna gracia, y cuando me quedo así, normalmente sonrío, porque no sé como actuar. Pero enseguida las conversaciones comenzaron a surgir. Dentro de mi, yo sólo conseguía pensar: “¿Cuál de estás esposas podría ayudarme en el programa Cosas de Mujer?”. Hasta que las pregunté si ellas eran tímidas.

Ellas me respondieron de inmediato, asumiendo la timidez. Cada una con su forma de hablar, pero garantizando que eran tímidas, cada una en un nivel. Mi respuesta a ellas me asustó incluso a mi misma. Yo dije: “¡Yo odio la timidez!”

El clima inicial de armonía, simpatía y receptividad desapareció de repente. Todas se quedaron sin respuesta, con la palabra “fría” que llegó hasta ellas. Yo lo dije de forma natural y espontánea. En mi interior estaba quemando el deseo de servir a Dios, quería encontrar a alguien para hacer el programa Cosas de Mujer, alguien que no se escondiese detrás de un sentimiento, alguien con quien se pudiese contar.

A una de las esposas que estaba en la merienda dijo que era muy tímida, no le gustó mis palabras. Ella estaba acostumbrada a que las personas la aceptasen de esa forma, dijo que era tímida como si fuese una virtud, pero en realidad nadie se preocupaba con la prisión que la timidez le causaba. Las personas respetaban esto, de la misma forma que yo lo haría antes de agredir mi carne con mi sacrificio.
Ahora, yo veía en mi una reacción diferente, un odio del pecado como nunca lo tuve antes. Conseguía ver cosas mínimas que podrían crecer y ser altamente destructivas, además de desagradar a Dios.

Mis palabras la chocaron tanto, que inmediatamente ella empezó a cuestionarse. Y yo ni me imaginaba lo que estaba provocando en ella. Después de algún tiempo, cuando nos conocimos mejor, ella me contó el efecto que aquellas palabras tuvieron. Aquella forma en la que hablé en la mesa, obviamente, no era mi forma de ser. Mis padres no me enseñaron a ser así. Yo me cuestioné a mi misma: “Viviane, ¿qué estás diciendo?, tu mal estás llegando y ya hablas de esa forma. ¿qué pasó?”

Con el pasar de los día percibí que estaba en realidad, odiando el pecado. Yo quería mostrar que cuando nos dejamos limitar por cualquier cosa, estamos aceptando el pecado y yo quería desenmascararlo para que la persona fuese libre. Por causa del sacrificio que yo había hecho, y estanos como la esposa responsable, yo hablaría la verdad, costase lo que costase. El sacrificio que yo había hecho aún quemaba en mi pecho. De la misma forma que tuve que ser osada con mi error, agrediendo el pecado y el engaño, tenía que proseguir con aquella actitud. Entonces, cuando yo veía un error haciendo a alguien prisionera, no importaba quien fuese, yo tenía que ser leal a lo que había aprendido y ayudarla a encontrarse de hecho.

Serie: Volviendo al pasado

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3 comentários

  1. Señora Viviane : amo su blog cada palabra me llega, me enseña a usar la fe, me edifica mucho, termino de leer y ya quiero que postee otro. Muchas gracias por sus enseñanzas.

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  2. Sra Viviane . Buenas Tardes .
    Es muy Fuerte leer sus experiencias y no sentirme indentificadas con algunas de ellas Principalmente , haciendo la Obra de Dios .
    Más una de las que más me indentifico fue el de Vencer y odiar la Timidez. Es verdad que muchas de las veces hay personas que lo ven como una virtud , y en realidad no es asi. La Timidez no hace parte de la esencia de Dios en nosotras , Dios nos ha dado un Espíritu de valentía y no de cobardia . Mientras fui tímida Perdí muchas Oportunidades en mi vida, cuando decidí vencer ese sentimiento dejé de limitarme y de limitar el Poder de Dios en mi. Gracias sra por su Ayuda que Dios siga dando sabiduría y usando mucho más ala sra

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  3. Sra Viviane un día Vi la parte 20 llamó mi atención e ingresé al blog , empecé a leer toda la serie y gracias a Dios hubo muchas respuestas para resolver situaciones internas en dos tardes, he tomado capturas de partes interesantes que me han llegado a lo más profundo y le doy gracias a Dios por Ud escribir estas palabras, yo me siento una discípula suya quiero y necesito ser mejor para Dios, he pedido tanto a Él que la gracia del amor de nuestro Señor Jesucristo me alcancé, así como encontrar el poder de la Fé en respuestas, las luchas internas y muchas cosas que Ud explico. Le agradezco por abrir su vida para mí. Con mucho aprecio Silvia

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