Volviendo al Pasado – 25ª Parte

Viviane Freitas

  • 1
  • Feb
  • 2016

Volviendo al Pasado – 25ª Parte

  • 1
  • Feb
  • 2016

Un día en la reunión Luis y Vera no quisieron orar, ese día ellos se empecinaron en estar con los ojos abiertos y no orar. Me enfadé mucho con ellos, ¡pero mucho!

Yo realmente invertía todo de mi para criar en ellos algo productivo para su vida, así que después de la reunión fui a una sala donde el padre estaba y dije: “¡Mira Julio, estoy muy triste con Luis y Vera! ¡Ellos no quisieron cerrar los ojos ni orar!” Estaba hablando con Julio con la intención de que él les llame la atención, y Julio dijo: “¿Ah si? ¡Entonces vais a ver cuando yo regrese! ¡Y él salió y los niños (Luis y Vera) empezaron a llorar de miedo!”

Entonces yo dije: “Mira, si queréis que papá no os regañe… ¡hay un manera!”

Ellos preguntaron: “¿Qué manera?”

“¡Vamos a orar, y pedir a Dios que toque en el corazón de papá para que él no os regañe!”

Entonces hicimos una rueda con las manos dadas, y ellos desesperados clamaron a Dios, no oraban, sino que era una desesperación. Mis ganas eran de reírme, porque ellos pedían tan desesperados a Dios, que terminamos la oración y pregunté: “¿Y ahora? ¿cómo estáis??” Ellos dijeron: “Mamá, ¡tengo miedo!”

Entonces les dije: “¿Cómo? ¿no habéis orado a Dios?”

Ellos dijeron: “Si, mamá”

Y les dije: “¡Entonces, no podéis quedaros así! ¡Tenéis que orar creyendo que Dios tocó en el corazón de papá! ¡Cuando oramos, no puede haber tristeza o duda, sino paz!”

Entonces los llamé nuevamente para orar, y está vez lideré la oración, expulsando todo el miedo y duda. Y que desde aquel momento en adelante ellos nunca más harían aquello errado que habían hecho. Acabamos la oración y pregunté: “¿Cómo os sentís?” Ellos dijeron: “¡Estamos bien mamá!”

Mira, sólo me acuerdo de esa escena, ¡qué lindo fue! Los dos, puros, estaban aptos a creer en todo cuanto les enseñase y lo acepaban de corazón abierto.

Sabes, todo lo que les enseñaba, era muy considerado, especialmente por Verita, que era las más responsable. Ella acataba todo lo que yo enseñaba.

Un día, en la piscina, la primera vez de los dos, aconteció algo inesperado, mientras que yo estaba sosteniendo a Luis en los brazos, por ser más pequeño, Verita estaba a mi lado ahogándose, sin yo darme cuenta. Hasta que, después de algunos segundos o minutos, la percibo, dejo a Luisito en la vera de la piscina y la socorro. Ella en agonía llorando sólo me decía: “¡Mamá, yo clamé a Jesús!”

Ella dijo eso, porque yo siempre les enseñaba, mirándoles a los ojos lo siguiente:

“Luisito y Verita, siempre que estéis en peligro clamen el nombre JESUS!”

Y así eran los dos.

Todo lo que les enseñaba era valorado. Está claro que Luisito era más “gracioso” no daba mucha atención cuando yo hablaba en serio.

Él era un niño súper gracioso, y Verita, era una niña que siempre encontraba la gracia de Luis. Los dos se divertían juntos, los dos eran muy “cariñosos”. Amaban mis besitos de la noche; los dos, especialmente Luis, él amaba ser exclusivo. Me quería sólo para él, pero no podía ser sólo de uno, yo era para los dos.

Todo tenía que ser compartido.

Serie: Volviendo al pasado

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2 comentários

  1. Es bonito ensenar a los niños de pequeña edad el camino de Dios.

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  2. Este articulo llamo mi atención por el modo tan sutil y respetuoso de enseñarles el camino cierto a los niños.

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