Volviendo al Pasado – 31ª Parte

Volviendo al Pasado – 31ª Parte

Pasé por momentos muy difíciles, con la situación de ellos.

Nunca, en toda mi vida, había llorado tanto por algo que fuese una necesidad mía, yo no tenía problemas con mi marido, no tenía problemas personales, pero este problema me estaba afectando.

Intentamos de todas las formas posibles que ellos fuesen legalizados con nosotros, y por no ser nuestros tuve que enfrentar situaciones horribles. Hubo un día que fue necesarios llevarlos al responsable, y presente una escena que jamás sale de mi cabeza… mejor dicho, ¡dos!

La primera escena fue el momento en que tuve que dejarlos en la casa de la responsable y sabía que ya no tendría un tiempo determinado de cuando iría a verlos nuevamente.

Llevándolos al local con las maletas, Luis y Vera estaban con aquella “señal de interrogación” en sus ojitos. Yo tenía que tranquilizarlos y “fingir” que algo bueno iba a acontecer. Yo empecé a hacerlos que se enfoquen en que iban a encontrarse con su otro hermanito, y realmente ellos iban a encontrarlo, pero eso no era suficiente para tranquilizarlos. Luis, normalmente se desesperaba más que Vera.

Vera, a su vez, que era la más mayor, intentaba calmarse al máximo para que Luis se quedase más tranquilo.

Y ahí viene la primera escena horrible que yo presencié:
Cuando llegué al local, sacando las maletas del carro para el nuevo lugar en donde ellos iban a quedarse Luis empezó a llorar y a desesperarse.

Yo estaba muy angustiada por no poder tenerlos conmigo y viéndolo exponiendo toda aquella agonía delante de todos, el dolor aumentaba aún más de forma insoportable. Pero aún así yo no tenía el derecho de exponer lo que estaba sintiendo para mantenerlos calmados.

Vinieron a una o dos personas intentado controlar a Luis, que con fuerza luchaba en contra y extendía el brazo en mi dirección diciendo: “¡¡¡¡Mamááaááááña!!!!” Él literalmente gritaba llamándome, con sus brazos extendidos en mi dirección, y todo lo que yo pude hacer era dejar que los agarrasen e irme llorando sin control.

Volviendo a casa, lloraba mucho, sin Julio cerca, sin mis padres cerca, llegué a casa y fui a la habitación de mis padres y lloré durante horas. Lloraba sin parar, no había nada que arrancase mi dolor. Lloraba tanto que no tenía más aliento.

Yo me acostaba en la cama de mis padres, en llantos, decidí llamar a mi padre, e intenté recuperar el aliento para exponer la situación, pero no lo conseguí… por tal agonía que había dentro de mi.

Mi padre tuvo que literalmente hablar bien en serio: “Deja de llorar, Viviane, ¡habla!”

Mi padre sabía que la situación no estaba de forma que tuviésemos el control, él me calmó cuando me mandó que parase de llorar. No recuerdo exactamente el resto que él dijo, pero lo que me marcó fue que él me mandase dejar de llorar.

Aquello era todo lo que yo necesitaba en aquel momento: El hablar en serio, con autoridad, mandándome que deje de llorar.

Esto me hace recordar hoy las palabras de Jesús, cuando una viuda iba camino a enterrar a su único hijo, Jesús mandó a la mujer que dejase de llorar, aún con todo lo que estaba pasando en su vida, en aquel momento.

Fue cuando yo pude reponer mi aliento. Y conseguí incluso clamar a Dios por una solución.

Sé que fueron días muy difíciles de enfrentar. Me acuerdo que empecé a leer la Biblia, el libro de lamentaciones y también de Jeremías, porque quería encontrar una forma de conciliar mis aflicciones con la Palabra de Dios.

Recuerdo que estaba en la Iglesia de Vale de San Fernando, recordaba al pueblo y me sentía indigna de estar allí, porque no tenía fuerzas para luchar por ellos.

Me sentía mal por sentir mis dolores, sabiendo que fui llamada para el Altar, no para ser servida, sino para servir.

Llamaba a la esposa del Obispo, en aquella época, para exponer mi dolor, y ella calmadamente me escuchaba, dándome un auxilio en mi necesidad de desahogo.

También me sentía la persona más sufrida de mi iglesia, nadie sufría más que yo… era lo que pensaba, en realidad, estaba bajo el efecto total de mis sentimientos.

Con el tiempo, fui recuperándome, poco a poco, fui fortaleciéndome en la Palabra de Dios que me daba amparo. Y fui desarrollando algo que no existía: Alivio para mi alma, hasta aquel momento, nunca había pasado por un dolor tal como eso, pero con los dolores, fui yendo a otro nivel en mi fe.

Serie: Volviendo al pasado

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4 comentários

  1. señora muchas de la veces me he sentido sola en los disertos pero siempre teniendo fe que al final Dios no me suelta de la mano y cada desierto que paso yo manuro mas en mi vida Espiritual

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  2. Muchas situaciones que pasamos con el pasar del tiempo pero gracias a Dios que hemos vencido y madurado.

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  3. Gracias señora vivíane por este mensaje así me e sentido aveces desanimada cuando he pasado por situaciones difíciles no he tenido fuerza para ayudar a mi esposo en fju pero después espíritu santo me anima y me alienta y me da la fortaleza con una palabra lla sea en el servicio o aquí en su Blog, para seguir adelante gracias DIOS la siga usando aun mas. ???

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  4. Que dificil sra en momentos de tantas angustias uno no logra ver la salida pero como Dios nos fortalece y nos ensaña con todo siempre algo a vivir por la fe.el siempre da la salida.pero primero pasamos por estos momentos difíciles

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