El Poder de Salvar el Mundo

En mi infancia yo veía dibujos animados de Súper héroes – La Mujer Maravilla, Los 4 fantásticos, etc.. Me imagino que todas admirábamos a algunos de ellos, yo tenía un héroe favorito.

Ellos siempre se esforzaban utilizando sus súper poderes para luchar en contra del mal y haciendo de todo para salvar a la humanidad.

La semana pasada conocí a una nueva amiga, hablamos sobre el asunto y me quedé pensando en ello, no salía de mi cabeza. Le conté sobre mi vida, mi forma de ser, y ella me dijo: “Tu eres como mi hija, es como si ella siempre quisiese salvar el mundo… Ella siempre que le cuenta su compañera de colegio que esta triste, que se siente rechazada, ella intenta ayudarla.”

Esto siguió dando vueltas en mi cabeza, y realmente creo que podemos hacer esto, porque no tenemos un poder cualquiera, tenemos dentro de nosotros el Espíritu Santo, y con este poder podemos transformar vidas, iluminar donde sólo hay tinieblas, dar cariño sin recibir nada a cambio, dar una sonrisa, ser cariñosa, el poder de la amabilidad, de un interés desinteresado por nuestro prójimo, el poder de la misericordia, de la comprensión, de la bondad, el poder del perdón, de la paciencia, de la confianza, de la oración, ¡¡¡EL PODER DEL AMOR!!!

¿Cuántas jóvenes se suicidan porque piensan que nos les importan a nadie?

Los que se sienten solos y fueron abandonados, cuántos nos observan esperando que utilicemos este poder que nos fue dado…

Cada uno de estos poderes pueden hacer la diferencia en la vida de las personas que conocemos y desconocidos. No sabemos que es lo que ellas tienen en su interior, no sabemos lo que está aconteciendo en sus vidas en aquel momento. Pero, el simple gesto de acercarse a aquella persona que vive apartada de los demás, sin juzgarla como todos lo hacen; una sonrisa, un cariño sin interés, puede generar una proximidad y abrir un camino para que ella se abra y cuente lo que está ocurriendo, y así poder ayudar, poder hacer que surja una nueva manera de ver la vida y aproximarse a Jesús.

¿A quién no le gusta ser tratado con amor? ¿A quién no le gusta ser recibido con una sonrisa? ¿Y un abrazo en los momentos difíciles? ¿Qué le pregunten y se ofrezcan ayudar? A mi me gusta, ¿y a ti?

Creo que de está manera podemos salvar directa e indirectamente una gran cantidad de almas. Dios nos dio el poder de salvar para salvar el mundo, pero usar ese poder, ¡sólo depende de ti! Nuestro amor mutuo atrae a las personas a Dios, al Dios que representamos, al Dios que amamos.

“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.” (Juan 13:34-35).