Atravesando el Bloqueo

Estoy en la Autoescuela, cada día me siento más segura para conducir, sin embargo no puedo permitirme quedarme en blanco, algo que me ocurre.

Estoy yendo muy bien, de repente oigo al profesor diciendo: pon el intermitente a la derecha, ups… Puse el intermitente equivocado… ¡a la izquierda!

Después del error, empiezo a pensar en lo que hice, no puedo dejar de pensar cuando, otro error, y enseguida más errores. Me bloqueo, porque estaba pensando aún en el primer error, en ¿por qué puse el intermitente equivocado? Enseguida viene aquella voz: “¿Has visto? ¿cómo vas a conducir sola? No lo vas a conseguirlo” y termino quedándome bloqueada por mi propio bloqueo y empiezo a cometer errores más graves.

Estaba pensando en que lo que estaba pasando al conducir, pasaba también en mi vida, porque cuando hacía algo, en lugar de actuar en contra de aquel pensamiento, acababa alimentándolo, dando lugar así a una serie de cosas que no agradaban a Dios.

Esos pensamientos vienen cuando actuamos de forma equivocada, o incluso por una sugerencia del diablo, si empezamos a darles importancia, entonces el grado de frustración será inmensa.

¡Yo no acepté, y reaccioné!

Es de muy mala educación que una persona este hablando contigo, y tu estar en “LA LUNA”, pensando en otra cosa, y no consigues absorber lo que la otra persona está hablando; Y no es diferente con Dios, cuando Él habla, y estamos llenas de cosas, ocupando nuestra mente con pensamientos negativos, pensamientos inútiles, pensamientos del pasado, pensando en nuestras debilidades, esto impide que tengamos una comunión con Dios, nos impide escuchar Su Voz.

Pensar en lo que pasó no nos ayudará absolutamente en nada, ¡lo que tenemos que hacer es reaccionar, buscar ayuda y así tomar la dirección correcta!

El diablo es acusador y sin que lo percibas, vas alimentando ese sentimiento de inferioridad, y eso va creciendo cada día; y cuando te das cuenta, ves que estás llevando un peso encima de ti misma.

Reaccionar en contra de ti misma es atravesar el bloqueo que nuestros propios sentimientos crean, para que no avances en contra de ellos.