¿Cómo te presentas delante de Dios?

Vas a la iglesia todos los días, cumples tus votos, devuelves el diezmo y das tus ofrendas. Asistes de manera asidua a la casa de Dios, o por lo menos intentas ir los días que más necesitas.

Observas todo lo que haces y piensas que estás triunfando. Eso es porque tus obras muestran que eres una persona eficiente, obediente, activa… pero, ¿cómo te presentas delante de Dios?

Cuando estás centrada en lo que haces y en lo que piensas de ti misma, no consigues ver las necesidades de tu propia alma. Siempre le dices a las personas que la salvación es el bien más preciado que tienen, sin embargo, tú misma no dependes de tu Salvador. No te ves necesitada de Él, al contrario, tú solo te ves como una persona que puede ser útil para la obra de Dios; aquella que, si deja de hacer algo, la obra de Dios va a sufrir por la falta de tu servicio.

La pregunta que no quiere callar es: ¿cómo te aproximas tú a Dios?¿Cómo te presentas delante de Él?

Hablas con Dios, pero tus palabras se parecen más a un discurso repetitivo que a aquello que necesitas decir de verdad. Parece que solo dices aquello que ya está decorado y haces una oración sistemática: oras rápido, sin usar tu raciocinio y sin prestar atención en lo que estás diciendo.

Entras en la iglesia, sientes esa emoción, lloras al hablar con Dios… y te sientes mejor por un momento pero, el resultado definitivo, lo verdaderamente bueno, no está ahí.

¿Por qué tratas a Dios de esa forma?

Poco a poco estás permitiendo que la incredulidad haga parte de tu ser y vas dejando de cuidar lo más importante que tienes: tu alma.En el próximo post voy a hablar sobre el tipo de personas que elSeñor Jesús invita a que vayan hacia Él.