Permaneciendo en la Osadía

“Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38)

Aún con el corazón compungido, Pedro no se sensibilizó. Usó la fe racional.

Todos los que reconocen sus errores, no deben limitarse a palabras, sino que deben tomar actitudes en pro de ese arrepentimiento: Enfrentar sus pecados y reaccionar en contra de aquello que los alimentaba; combatir el orgullo, asumiendo y confesando sus pecados a los hombres y a Dios.

Pedro no temió; habló “directo al punto”, sin rodeos:
Arrepentíos, y cada uno sea bautizado en nombre de Jesucristo…

Tiene que haber arrepentimiento. El arrepentimiento no hace a nadie huir ni esconder su realidad, sino asumir delante de los demás sus pecados.

Además de arrepentirse, cada uno debe ser bautizado en nombre de Jesucristo. No puede ser bautizado en función de una religión, o para ser reconocido por los demás, sino en nombre de Jesús. Aceptando así, seguir fielmente a Jesús y a Su Santa Palabra, teniendo acceso a la liberación de la condenación de los pecados…

Estará libre para manifestar la fe, sin culpas ni deudas, alcanzando los beneficios del Espíritu Santo.

Así, “Podréis recibir el don del Espíritu Santo.”

¿Qué don?

El don de ser libre para ser sellado con el Espíritu Santo.

Tú que estás como siervo de Dios, debes saber que Él sólo rescata una vida del infierno cuando tengo la osadía e intrepidez de espíritu, y permanezco en Él.