La fe emotiva no quiere perder la vida

La fe emotiva no quiere perder la vida

Todos nacemos, crecemos y, con una cierta edad ya empezamos a tener nuestras elecciones. Y así, vamos creando una historia de vida…

Bueno, cuando se llega a la edad y época de decisiones de la vida, actuamos en pro de aquello que nos gusta y priorizamos. Y todo empieza a basarse en eso.

 “ Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: Si alguien quiere venir en por de mí, niéguese a sí mismo y sígame.” Mt 16:24

¿Quién quiere venir en por de Jesús? Muchos dicen que quieren, pero no existe el ir hasta Jesús, ¡sino existe renuncia!

Mucha gente piensa que, por el hecho de ir a la Iglesia, ya está yendo hasta Jesús. Otros piensan que, porque leen la Biblia y la enseñan, están yendo en pos de Jesús. Pero, en realidad sólo van hasta Jesús aquellos que renuncian a si mismos, todos los días. No es fácil.

Y tomar sobre sí la cruz significa que la fe en Dios tiene sus compromisos y responsabilidades. Y así Dios se vuelve mi principal objetivo a quien agradar, y ya no es  a mi mismo.

Nuestra voluntad no es buena, ella es egoísta. Ella quiere pagar el mal con el mal. Y, a veces, incluso paga el bien con el mal.

Jesús dijo: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” Mt 16:25

Muchos construyen cosas apenas para esta vida, y no observan que tienen un alma que va a vivir toda la eternidad.

Las personas están perdiendo sus vidas, cuando miran apenas para las cosas de este mundo. Piensan que están salvando sus vidas, construyendo una casa, un matrimonio, su futuro, pero se están apartando de Dios.

Sin embargo, aquellos que están perdiendo sus vidas, es decir, dejan de invertir en si, para invertir en su vida con Dios, estos pierden porque aman a Dios en primer lugar. Estos van a encontrar la vida.

Tanto los que quieren servirse a si mismos, como aquellos que pierden sus vidas por amor a Jesús, en el momento, no ven de inmediato el ganar y el perder. Pero todos tendrán resultados.

Seguir a Jesús demanda mucha cautela. Mucha vigilancia. Porque servimos a Dios de forma racional, inteligente, y esto exige observar mucho todo lo que hacemos.

Por eso, piense en su alma, porque ella va a durar toda la vida.

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