Dios tiene paciencia con nosotros

Aún en nuestras imperfecciones, Él continúa siendo paciente.

Observe como Dios trata a Abraham:

“Dijo más Abram: Mira que no me has dado hijos, y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa.” Gn 15:3

Si observamos bien nuestras palabras, nos vamos a dar cuenta de que muchas veces actuamos con esa misma incredulidad.

Cuando Dios habla con nosotros, a veces no entendemos, porque el tiempo pasa y no hay una respuesta sobre aquello que Él prometió. Así fue con Abraham.

Pero, observe la paciencia de Dios con la duda que Abram expone:

 “Y luego la palabra del Señor fue a él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede.” Gn 15:4

Cuando Dios promete algo, Él cumple. No en nuestro tiempo.

Y a Él le gusta mucho que compartamos nuestras debilidades con Él, aunque sea nuestra incredulidad. Él quiere que compartamos todo, porque así nos hacemos cercanos.

Aún con el fallo de Abraham, observe que Dios lo responde, lo corrige y deja claro que la bendición vendría de dentro de él.

¡Tan lindo, Dios!

E incluso hablando así, Dios lo llevó fuera de la tienda y le dijo:

“Y le llevó fuera, y dijo: Mira ahora a los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente.” Gn 15:5

¡Mira a los cielos! ¡Es lo que Dios nos dice! ¡Mire para Mi! Observe la creación que Yo hice, ¡vea cuántas estrellas hay! ¡Son innumerables!

Todo lo que Dios hace es inmenso. Y es esto lo que Dios le quería mostrar a Abraham, que estaba mirando a las circunstancias.

Siempre que miramos a las circunstancias, no miramos para Dios y somos incrédulos.

Sin embargo, cuando Dios mostró Su grandeza, e hizo a Abram pensar, él entonces…

 “Y creyó al Señor, y Él se lo contó por justicia.” Gn 15:6

Es decir, Dios quiere hacer algo extraordinario en nuestra vida, Él incluso hizo la promesa. Pero nosotros, tenemos que alcanzar la promesa a través de la creencia, de la certeza de que Dios no va a fallar.

Puede pasar tiempo, pero nuestra creencia debe estar allí. Este es el factor más importante de la fe en Dios, porque es a través de la fe que tendremos la justicia.