Idea Fija

¿Sabes cuándo tienes una idea en tu cabeza que nadie te la quita?

¿Cómo reaccionas delante de una idea contraria a la tuya? ¿O cuándo te enfrentas delante de otra idea?

Normalmente, te debates con tu idea dentro de ti misma, ¿no es verdad? Cuando esto ocurre, lo que queda en evidencia son tus razones. Y aquella incomodidad que surge, ¿qué dices?

Tu respuesta es casi siempre la misma:

– Es el mal.
– Eso es la duda.
– ¡Va a ser eso y punto!

Los pensamientos siempre vienen cautelosos diciendo:

– Yo soy así, ¡ella no me entiende!
– ¡Nadie me comprende!
– ¡En realidad, no sabe lo que está sucediendo!

Aquella idea “correcta” la lleva a tomar actitudes de forma aislada. No consigue avanzar en ningún desafío. No aprende nada y lo peor de todo es que está más segura de que tiene razón.

La vida de esta persona es siempre la misma, nada cambia. No existe novedad de vida, y por eso ella crea aventuras desastrosas.

Siempre encuentra la forma de crear problemas, de un vaso de agua, hace una verdadera tormenta.

Parece que todo el mundo la debe algo. Una consideración, un favor, una atención, en fin, por más que haga no es suficiente para reconocerlo.

El orgulloso es así. Él actúa a la defensiva y protege fuertemente sus derechos.

Toda y cualquier persona que no es flexible al reconocer u oír lo que los demás tienen que decir, pierde, porque deja de observar por otros ángulos. Su visión está bloqueada por su obstinación en querer mantener su vida ideal.

Amiga lectora, delante de este escenario, yo te pregunto:

– ¿ Quieres continuar alimentando tus ideas impenetrables, o vivir en novedad de vida?

Sólo existe un camino. Enfrentar su yo y prepararse para el verdadero duelo de titanes. ¡Donde quien vence es el más fuerte!