Experiencia: El día en que no entré al Godllywood

Viviane Freitas

  • 29
  • Nov
  • 2014

Experiencia : El día en que no entré al Godllywood

  • 29
  • Nov
  • 2014

No pienses que, porque ahora estás construyendo una relación con Dios, y estás buscando que tu vida esté encuadrada en la Palabra de Él, que todo se transformará en un mar de rosas, eso sería bueno, jejej.



Prepárate, los desafíos vendrán, en realidad, ya estaban en tu vida, la diferencia es que, cuando estamos separadas de Dios, vemos peso y dificultad, pero una vez que estás ligada a Él, todo se transforma en OPORTUNIDAD.

Bien, todo lo que les conté en los post anteriores, sucedió allá en España, cuando llegué y me deparé con una realidad: Mi marido era un líder, y yo era una sombra… (les aconsejo que sigan semanalmente los post, para que entiendan la historia, pues mi vida se parece a la de la mayoría de las mujeres dentro de la iglesia, a veces, hasta parece una novela).

Bueno, vamos… ¿qué sucedió luego de mis primeros descubrimientos?

Vamos a volver un poquito en el tiempo, para que te cuente otro detalle sobre lo que sucedió…
Al final del 2009, escuché hablar sobre el surgimiento del Godllywood, me encantó el trabajo. La idea de ayudar a jóvenes y mujeres de la iglesia me llenó de deseo de formar parte de este trabajo.

Al mes siguiente fui transferida a España, y allá el grupo todavía no existía, entonces, tendría que esperar que llegase.

Seguí por internet todo lo que pasaba, orando para que pronto tuviésemos la oportunidad. Paralelamente, estaba pasando por todos aquellos descubrimientos que les conté.

Los meses pasaron, y finalmente el día tan esperado llegó. La esposa del Líder fue a visitarnos, y con una gran noticia: ¡¡¡El Godllywood va a comenzar en España!!!

Parecía que se me iba a salir el corazón por la boca de tanta alegría, pero, de un segundo a otro, fue como si el cielo se oscureciese: el grupo comenzaría, pero otra esposa estaría a cargo. Ok, hasta ahí todo bien… tomé fuerzas y pregunté: “¿Pero voy a poder ayudar?”.

– “¡No! Este es un trabajo muy serio, y no te conozco lo suficiente, así que no podrás ayudar”. Esa fue la respuesta directa que recibí…

Ya había trabajado con ella en Portugal, y como en esa época vivía limitada por la timidez, inseguridad, etc., nunca me di a conocer.

Sentí que mi rostro ardía, en adelante fue como si no escuchase nada más, la dejé en el aeropuerto y me fui. Ese día ni quise volver a la iglesia, necesitaba ir a casa, estar sola, tenía un tema muy serio para resolver con Dios.
Siempre que tengo alguna cuestión muy difícil, necesito estar a solas con Él, escucharlo, saber cuál es Su voluntad, y lo que Él quiere enseñarme a través de aquello que estoy viviendo.

¿Por qué, Dios mío? Quería tanto ayudar a la gente… ya venía trabajando con las jóvenes, soñando con pertenecer a ese grupo y ser más usada por el Señor, ¿y ahora esto? ¡Y Dios me dijo, no!

Nunca vi aquel no como algo personal, o venido de mi líder, sabía que Dios estaba en el control de todo, pero no entendía el por qué.

¿No es así que te ves muchas veces, queridas lectora? Tus intenciones aparentemente son las mejores posibles, estás trabajando duro, incluso sacrificando, y de repente parece que todo fue en vano, que nadie está viendo cuánto has luchado por aquello…

No lograba entender, mi esposo estaba allí como líder, cada vez lo veía que Dios contaba más con él, ¿y yo? ¿Por qué no podía ser usada?

Y más, si tantas cosas estaban sucediendo dentro de mí, ¿por qué ahora ese “no”? No entendía por qué sucedía todo eso.

Después de un tiempo, aquella larga noche, logré contener las lágrimas y el dolor profundo que estaba sintiendo, pues hasta allí, solo yo hablaba y cuestionaba, y no había respuestas, entonces cuando me separé del sentimiento, Dios comenzó a hablarme, y me respondió.

Fue una de las respuestas más duras que ya tuve hasta hoy, jamás iba a imaginar que escucharía tal cosa.
En el próximo post continúo…

¡Un abrazo y hasta pronto!

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