Episodio 75 – ¿Quién eres tú ante tus errores?

Cuando cometes un error con alguien, ¿revelas, asumes, dices la verdad o terminas escondiéndolo? ¿Quién eres tú ante tus errores?

Cuando pensamos en nosotros, naturalmente, observamos lo que hacemos frente a las personas, lo que hacemos bien, pero lo que muchos no consideran es lo que son. Cometen sus errores y, a veces, acaban escondiendo sus errores, camuflando o evitando hablar sobre el tema porque no quieren revelar lo que es feo respecto a ellos.

Entonces, las personas tienen mucha preocupación por lo que los otros pensarán de ellas, pero Jesús dijo lo siguiente:

«Y os digo, que a todo el que Me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre le confesará también ante los ángeles de Dios; pero el que Me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.» Lucas 12:8-9

Observa que las personas hablan de manera positiva sobre sí mismas, pero cuando necesitan lidiar con sus errores, muchas de ellas no asumen, e incluso defienden sus errores. Pero, ¿acaso cuando una persona defiende su error, confiesa a Jesús delante de los hombres? ¡Claro que no! Está confesando al diablo, que es el padre de la mentira, que engaña, que ilude.

Confesar a Jesús es hablar la verdad, es asumir tus errores, es pagar el precio por lo que cometiste.

«Ah, Viviane, me da mucha vergüenza cuando tengo que lidiar con mis errores, cuando tengo que asumir ante mi familia, ¿qué pensarán de mí? Pensarán que soy esto o aquello…»

¡Entonces no quieres confessar a Jesús! Porque Jesús es la Verdad. De hecho, es Jesús quien nos guía a la Verdad.

Ten en cuenta que Jesús tiene el derecho de asumirte o no. Si no confiesas, si no eres verdadero contigo mismo, entonces Él no puede asumirte, porque eres de la mentira, del engaño, iludes, y hablas medias verdades.

Pagar el precio por la fe, por el respeto que tienes a la Verdad, es asumir a Jesús.

Cuando tienes vergüenza de asumir tu fe, vergüenza de decir que buscas a Dios, que reconoces tus errores, entonces no eres digno del Señor Jesús, no te haces digno, porque niegas a Jesús.

Jesús es la Verdad. Jesús no lidia con la mentira, con medias verdades.

Jesús quiere tu bien, Él no quiere tu mal, pero obviamente hay un precio.

Para asumir mi fe en Jesús, muchas veces tuve que asumir mis errores, tuve que reconocer, revelar, declarar que fallé, hablar sobre el tema, admitir, en fin, asumir a Jesús.

¿Crees que al asumir a Jesús serás olvidada, que Él tendrá vergüenza de ti? ¡No! Él te asumirá, como dijo que confesará delante de los ángeles de Dios.

La cuestión es que muchas personas dicen que les gusta la Verdad, pero cuando tienen que asumir su propia verdad, no quieren pagar el precio, porque a veces la persona perderá su cargo, su confianza, lo que los demás pensarán de ella.

Bueno, ¡tú eliges! ¿A quién quieres agradar? ¿A quién asumes?

A Jesús, como tu Señor y Salvador, y así hablas la verdad, porque Él te guía a la verdad y tú aceptas, o ¿escondes?

Es interesante que Jesús dice que esta confesión es delante de los hombres, porque, ¿cuántas personas delante de los hombres quieren camuflarse, ser agradables, pero por detrás dicen mentiras, hablan mal, sienten rabia? Y enfrente, porque dependen de su salario, de su reputación, fingen, porque dentro de sí vive la falsedad.

Cada uno de nosotros está siendo probado, y estamos asumiendo o revelando quién realmente somos delante de los hombres y de Dios.