Episodio 185 – ¿Quién eres en el dolor?

Episodio 185 – ¿Quién eres en el dolor?

¿Qué haces cuando alguien está gimiendo de dolor? Tú vas al hospital, lidias con personas sufridas, caminas por las calles y ves a esas personas mendigas pidiendo dinero, a personas en la calle pidiendo dinero, ¿Cómo lidias con el dolor de las personas?

Bien, si tienes tu propio dolor, tus problemas familiares, tu problema económico, tu objetivo es tu propio dolor. No miras a nadie más, normalmente esto es lo que sucede con el ser humano. ¿Pero quién es Dios?

Jesús fue crucificado. Él estaba gimiendo de dolor, además de los golpes que recibió con el látigo, el látigo que tenía huesos, el látigo que cortaba la piel, y cargó el peso de la cruz hasta el monte y allí fue colgado.

En esa situación, ¿Qué sucedió? «Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron Sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. Por tanto, se dijeron unos a otros: No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliera la Escritura: Repartieron entre sí Mis vestidos, y sobre Mi ropa echaron suertes. Por eso los soldados hicieron esto» (Juan 19:23)

Mientras Jesús gemía de dolor, ellos Lo maltrataron, estaban indiferentes. Esos soldados lidiaban con presos, con personas que estaban condenadas, miraron a Jesús como a alguien cualquiera, e intentaron echar suertes para repartir las vestiduras de Jesús, como también estaba escrito.

Observen la indiferencia humana, con el dolor del semejante. Por más cruel que sea, por más dura que la otra persona sea, mala; Dios no tiene placer en la muerte del impío, dice la Biblia. Dios no tiene placer en que la persona vaya al infierno, Dios no tiene placer en eso, porque es la separación eterna de Dios.

Cuando la persona está lejos de Dios, ella es así. Yo estuve pensando durante estos días, que cuando una persona no está bien resuelta con ella misma, cuando ve que otra persona está siendo beneficiada, honrada, admirada, bendecida, se enoja con la persona que está honrando, porque quiere que la honren a ella.

Fue el caso de Esaú, que se enojó con el padre cuando vio que bendijo a Jacob y le dio la orden de que vaya a la tierra de su tío Labán, el hermano de Rebeca. Y Esaú quedó muy enojado, muy enojado, sin embargo, Jesús… Volvamos a la historia de lo que sucedió con el Señor Jesús en la cruz, como dice aquí, la Palabra de Dios dice así:

«Y junto a la cruz de Jesús estaban Su madre, y la hermana de Su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena. Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien Él amaba que estaba allí cerca, dijo a Su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo!». (Juan 19:25-26)

Ese discípulo al que Jesús amaba, ¿sabes de quién está hablando? ¿Sobre quién están escribiendo en este libro? Es Juan, y él era el discípulo al que Jesús amaba. Él notaba que Jesús lo amaba. Claro que Jesús amaba a todos los discípulos, pero él siempre, siempre veía de esa forma a quien… al discípulo que amaba, que siempre estaba presente con su madre

«… dijo a Su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo!». (Juan 19:26)

En realidad, María fue un instrumento de Dios para que el Espíritu Santo viniera a poner la semilla que es Jesús y Él fue generado por el Espíritu Santo. María Magdalena… Es decir, María, aún no estaba casada cuando se embarazó de Jesús, ¿por qué? Porque ella era virgen cuando quedó embarazada de Jesús, el que dio esa semilla fue el propio Dios, el Espíritu Santo fue el que generó a Jesús.

Ahora, cuando Él estaba en la cruz le dijo a la madre, «mujer»; no dijo madre, «… ¡Mujer, he ahí tu hijo!».

Es decir, se preocupó por María, con la mujer que fue prestada para que sea Su madre. No que ella sea la madre de Jesús, solo fue un instrumento para que Jesús venga a este mundo. Bien, piensa ¿por casualidad tú tienes esa consideración que, en tu mayor agonía, de dolor físico, estando solo, cargando todo el peso del pecado de todos, notarías a la mujer que cuido de ti en la infancia, que cuido de ti, que fue usada por Dios, la mirarías, la considerarías?

¿Quién eres delante del dolor? ¿Eres una persona egoísta, eres esa persona que es indiferente al dolor de su semejante? Bien, el Señor Jesús se preocupó con la mujer que era María, Su madre.

Ella estaba con Juan, y la Biblia dice lo siguiente: «Y cuando Jesús vio a Su madre, y al discípulo a quien Él amaba que estaba allí cerca, dijo a Su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo! Después dijo al discípulo: ¡He ahí tu madre! —le dijo a María que su hijo era Juan— Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa» (Juan 19:26-27)

Observa que en medio del dolor Jesús notó a María, en medio del dolor Él suplió su necesidad. Esta es la característica de Dios. Él, aunque algunos estén jugando, aunque algunos no tengan consideración, Él sufre por amor a esas personas que están sufriendo, que quieren una salida, que quieren vivir de manera justa.

Dios es fiel, Él no es indiferente al dolor, incluso Él honró a la madre que Dios Le dio. Es decir, como está escrito, «honrar al padre y a la madre», Jesús cumplió con todos los mandamientos, fue fiel, fue perfecto, el perfecto cordero de Dios. Bien, aprendemos con nuestro Dios, ese Dios que ama a una humanidad que poco se ha preocupado con Él, que solo quiere suplir sus caprichos.

No seas una de esas personas, sino de la que Lo ama. No Lo ames a causa de una religión, no Lo ames solo para incluirte en un grupo, ámalo, porque Él te amó.


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