Episodio 176 ¿Cuál es tu reacción delante de la traición?

Episodio 176 ¿Cuál es tu reacción delante de la traición?

¿Quién fue Jesús cuando estuvo en este mundo y fue traicionado por Judas? ¿Quién eres tú delante de la traición? ¿Quién fue Jesús delante de la traición de uno de Sus discípulos?

Lo sabrás por medio de este mensaje, porque debemos conocer nuestras reacciones y las reacciones de Dios. Porque Dios es el Todopoderoso, Él puede castigar y perdonar. Él tiene poder, ¿pero cómo lidia con eso? Si tuvieras el poder que Dios tiene, ¿Qué harías ante la traición? Esa es la gran cuestión, porque nuestra voluntad, en el momento, es vengarnos, ¿no es así?

Sin embargo, vamos a ver qué fue lo que Jesús hizo:

«Después de haber dicho esto, Jesús salió con Sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el cual entró Él con Sus discípulos. También Judas, el que Le iba a entregar, conocía el lugar, porque Jesús Se había reunido allí a menudo con Sus discípulos. Entonces Judas, tomando la cohorte romana, y a varios alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allá con linternas, antorchas y armas.» Juan 18:1-3

Aquel jardín, al cual siempre Jesús iba con Sus discípulos, Judas fue con los principales sacerdotes, los fariseos y los soldados para entregar a Jesús.

¡Exactamente aquel jardín! Tú sabes que, cuando Dios creó la Tierra, puso al hombre y a la mujer en un jardín, ¡y fue allí donde Adán traicionó y cambió a Dios! Para agradar a su esposa Eva, desagradó al Señor y despreció Su consejo, haciéndole caso a su voluntad en lugar de pensar en agradar a Dios.

Dios fue traicionado en el jardín del Edén. Imagina preparar un cuarto para recibir a tu hijo y, de repente, ser despreciado por él, por la criatura con la que soñó caminar, con la que quiso vivir en comunión. Ese fue el caso de Dios cuando creó al hombre y a la mujer, Él quería vivir en sintonía con ellos.

Sin embargo, el hombre optó por hacer su propia voluntad en lugar de hacer la de Dios, es decir, Él fue traicionado en Su jardín. Ahora, el Señor Jesús, vuelve al jardín con Sus discípulos y recibe a Judas y a los oficiales.

«Jesús, pues, sabiendo todo lo que Le iba a sobrevenir, salió y les dijo: ¿A quién buscáis?» Juan 18:4

Imagina, Jesús sabía todo, que sería crucificado, pero se adelantó en esa situación, porque Él no le teme a nada. Nosotros sabemos que, cuando se acerca el peligro, huimos. Si alguien nos traiciona, nos airamos, nos enojamos, murmuramos, lloramos, a veces incluso hacemos un papelón ante la situación.

No obstante, Jesús, sabiendo que Judas llevaría a los oficiales y sacerdotes, Se adelantó, Se acercó a ellos y les preguntó: «¿A quién buscáis?».

¡Qué control emocional! ¿Te acuerdas de que antes de eso Él estaba hablando con el Padre en el jardín? La Biblia dice que allí derramó gotas de sangre.

«Ellos Le respondieron: A Jesús el Nazareno. Él les dijo: Yo soy. Y Judas, el que Le entregaba, estaba con ellos. Y cuando Él les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron a tierra.» Juan 18:5-6

Cuando vives la fe, tienes equilibrio y control, no te desesperas, dejas tu vida en las manos de Dios. Este fue el caso del Señor Jesús, porque Él vino para ese momento, para entregar Su vida, para vivir entre los pecadores, enseñar, orientar, perdonar, hacer el bien, ser justo y, después de un tiempo, ser entregado de forma injusta para morir a causa de nosotros, pecadores.

Jesús vino a este mundo con ese propósito, salvar nuestras vidas y arrancarnos de la muerte eterna.

Cuando Adán pecó, el propio Dios ya había dicho que, si desobedecían, les sobrevendría la muerte. En otras palabras, ninguno de nosotros tendríamos solución si Jesús no hubiera venido a comprarnos y rescatarnos de esa prisión eterna, la muerte.

Jesús vino para morir por los que asumen su pecado, por los que reconocen su pecado, por los que quieren vivir en la justicia y abandonar el pecado, por los que quieren dejar de vivir a su manera para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.

Jesús vino para que tú no vivas más en tus delitos y pecados, pero la decisión es tuya. Si Dios te da un regalo y no lo aceptas, prefiriendo la muerte eterna, Él no te impondrá Su voluntad, porque tienes libre albedrío.

El Señor Jesús asumió Su condición de siervo para ser el propio sacrificio perfecto de Dios por la humanidad. Delante de la traición, Él dio Su vida; no guardó rencor, sino que pagó un alto precio para que no seas más un esclavo.


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