- 22
- Jul
- 2024
Episodio 175 – ¿Quién era Dios con Jacob? ¿Quién es Dios contigo?
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¿Recuerdas que Jacob miró la primogenitura? Ciertamente, su madre le había hablado de la bendición de la primogenitura.
Desde el principio, Rebeca quedó encantada, asombrada cuando aquel siervo de Abraham habló del testimonio de Dios, porque antes de llegar a la casa del padre de Rebeca, experimentó la manifestación de Dios, oró y Dios inmediatamente le respondió.
Y Rebeca supo todo lo que Dios hizo con el siervo, con Abraham, con Sara, con Isaac. Y, sin duda, ella aprovechó esa oportunidad, amaba aquel hecho de Dios, y Rebeca se lo transmitió a Jacob.
Y Jacob tenía sus ojos puestos en la bendición. Logró la bendición de Dios a través de su padre Isaac y se fue a vivir con su tío Labán, pero Labán era interesado.
¿Recuerdas que Labán había mirado los brazaletes que el siervo le dio a Rebeca? Cuando Labán vio regresar a su hermana, inmediatamente miró los brazaletes de Rebeca, que eran de oro y tenían mucho valor.
Y mira, esto no se olvidó, porque cuando Jacob, hijo de Rebeca, se fue a vivir con Labán, quien se hizo próspero gracias a Jacob, Labán trató de hacerse el vivo, y mira lo que pasó:
«Jacob, pues, envió a llamar a Raquel y a Lea al campo, donde estaba su rebaño, y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es amigable para conmigo como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo. Y vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas.» Génesis 31:4-6
Jacob ya había servido a Labán para casarse con Raquel y Lea, después de haber sido engañado. Y Jacob vivió con esfuerzo, pero Dios estaba con él.
Dios permitió que Jacob pasara por las dificultades y trabajara para su tío. Mira que Dios no hace las cosas fáciles, Dios está con esa persona, pero la deja trabajar. ¿Qué pasó?
«No obstante vuestro padre me ha engañado, y ha cambiado mi salario diez veces; Dios, sin embargo, no le ha permitido perjudicarme». Génesis 31:7
Para donde mires, muestra lo que te importa.
En el caso de Labán, tenía los ojos puestos en el dinero, en las condiciones financieras, e incluso abusó de su ingenuidad para aprovecharse de su sobrino.
Los ojos de una persona hacen que le den importancia a las cosas que incluso desestiman a las demás.
Quizás seas ese tipo de persona, lo único que te importa es el dinero, tus ganas de casarte, de prosperar, en definitiva, de conseguir cosas por ti mismo y no de servir, de dar.
Y con eso la persona termina haciendo lo malo, porque sus ojos son malos y su cuerpo se inclina hacia las cosas de este mundo egoísta.
¿Y qué hace Dios? Él respeta. ¿No te dio Dios libre albedrío para decidir qué quieres priorizar? Si priorizas las cosas de este mundo, Dios te respetará.
Como pasó en el caso de Labán, Dios lo respetó y no hizo nada, no le habló a Labán, no le llamó la atención, pero Dios le habló a Jacob.
Dios obra, habla cuando te interesa servirle.
Aprende a mirarte y corregirte, para no perder el tiempo en esta vida en cosas superficiales que no aportan nada.
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