Episodio 166 – ¿A quién honro aquí en la Tierra?

«Y esta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado». Juan 17:3

Ya tuviste que haber conocido y puesto tu confianza en muchas personas. Ya debes haber esperado que muchas personas retribuyeran, hicieran algo por ti, pero está claro que, aunque todos lo hayan intentado, se hayan esforzado, no pudieron, tuvieron un cierto límite, y eso sucedió porque ellos no saben su propia necesidad y, aunque ellos quieran tu mejor, no pueden atender todas tus necesidades.

Entonces, para que no tengas una vida limitada, es decir, de acuerdo con las personas, con los lugares, con las circunstancias… Jesús está diciendo que la vida eterna a la que te diriges es cuando conoces a Dios como el Dios verdadero y nada te faltará.

Puedes conocer a tu padre, a tu madre, a tus hijos, a tu familia, pero, si haces de ellos tus dioses, ciertamente, te lastimarás, te sentirás dolido, decepcionado. Y la única forma de entender que Dios es el único Dios verdadero es cuando vemos que todos nosotros fracasamos, incluso tú y yo, ¡pero Dios no!

Dios es misericordioso, dice la verdad, quiere lo que es correcto, lo que es justo, entonces, debes colocarlo como tu único Dios verdadero y a Jesucristo a quien Él envió para ser Su imagen y semejanza.

Y Jesús dijo:

«Yo Te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que Me diste que hiciera.» Juan 17:4

Entonces, Jesús tenía esa conciencia, ese placer, Él había hecho y ha hecho de Dios Su único Dios. Cuando Jesús vino aquí, a la tierra, vino en forma de hombre, fue tentado en todo, sin embargo, eligió hacer de Dios Su único Dios verdadero.

Nada ni nadie, Sus discípulos, las personas que Él curaba y se sentían agradecidas, la multitud que Lo seguía, nada de eso Él quiso honrar. De esas personas el Señor Jesús tuvo compasión, misericordia, vio al afligido y lo curó, resucitó, pero, cuando Él dijo: «Yo Te glorifiqué en la tierra…», en otras palabras, estaba diciendo: «No Me involucré en nada que Me pudiera sacar de Tu Presencia, consumí la obra que Me diste para hacer, el Señor Me envió aquí y no cometí ningún pecado».

Jesús no usó el poder de ser Dios, pero Se hizo como hombre, entonces glorificó a Dios aquí en la Tierra.

«… Habiendo terminado la obra que Me diste que hiciera.» Juan 17:4

Si no cumples y no colocas a Dios como tu único Dios verdadero, estarás en duda y, obviamente, no cumplirás lo que Dios te pidió, no Lo servirás y te distraerás con tus deseos y necesidades.

En realidad, muchos tienen sus propios intereses y no piensan en servir a Dios, tal vez incluso se lo digan a otros, hasta pueden cumplir sus deberes, pero con el tiempo que tienen no piensan en glorificarlo por encima de todo.

Dios te espera, es misericordioso, insiste, pero ¿acaso has abusado de ese amor que Él te ha dado? ¿O Lo has honrado?