Ep. 13 Cuidados y ansiedades

En el reino de este mundo, las personas se ocupan en trabajar, en dedicarse, especialmente, cuando hay una fiesta de casamiento, una fiesta de inauguración de empresa, de una nueva casa…, las personas están muy enfocadas en los cuidados necesarios para presentar algo lindo y bello, para dejar a los demás encantados.

Por ejemplo, cuando la novia se casa, ella queda preocupada con el vestido, con la fiesta, con la decoración, con la iglesia, y lo que ella menos se preocupa es con recibir la bendición de Dios, porque el mundo la estimula a preocuparse con la decoración, el maquillaje, el cabello, el vestido, la fiesta, en lo que las personas ven.

¿Pero, ya te diste cuenta de que cuando estás con todo este cuidado, desvalorizas a Dios? Vamos a entender lo que el Señor Jesús tiene para hablar sobre estos cuidados:

«¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?» Mateo 6:27-30

Las personas están tan preocupadas con el día de mañana, ellas están tan preocupadas con la casa, con la decoración, con cosas que son hasta necesarias, tú necesitas arreglar tu casa, necesitas limpiar tu casa todas las semanas, tienes que tomar baño todos los días, tienes que cepillarte los dientes, esos cuidados diarios son necesarios, pero muchas personas dan mucha importancia a esas cosas que son necesarias, pero ellas las colocan arriba de la lista.

Entonces, ellas invierten toda la vida en esas cosas que aparentan para los otros, viven de apariencias, una casa linda, bien decorada, un matrimonio lindo, maravilloso, y quedan preocupadas con esos cuidados, pero Jesús está hablando en otras palabras así:

«¿Por qué estás ansioso? Mira para los lirios como ellos crecen, ellos no trabajan, no hilan, y ellos se visten más bellos que Salomón, que en toda su gloria no se vistió como los lirios del campo, y ¿por qué tú estás tan preocupado?»

Una de las últimas «fiestas» que participe fue del casamiento de mi hijo. Y me acuerdo de que en la época, estaba participando de la meditación con las demás esposas de pastores, y mi hermana, Cristiane Cardoso (que aún sigue haciendo esa meditación todos los lunes y viernes en vivo por Univervideo.com), estaba hablando sobre el libro de Eclesiastés, sobre la vanidad.

Entonces, noté que fui viendo muchas cosas y dándoles importancia a lo largo de mi vida, y cuando surgió una oportunidad para quedarme preocupada con la ropa que me iba a poner, de cómo iba a ser mi apariencia, yo deje de mirar para eso. Estaba pensando: «Voy a buscar un vestido…», pero todo era muy caro, o eran muy escotados o transparentes, y nada me llamaba la atención.

Yo ya tenía esa conciencia, porque nunca más quise desviar mi mente de las cosas espirituales para las cosas que son fútiles.

Te quedas tan preocupada con la ropa, con la apariencia, y eso te saca del espíritu. Comienzas a actuar de una manera que no es para la cual Dios te llamo. Entonces yo pensé: No voy a perder tiempo con eso, yo quiero buscar y encontrar algo rápido, y si no encuentro, voy a ir con lo que tengo.

Y fue así que e hice. No fui preocupada, y al final no encontré ninguna ropa. Volví para la casa y dije: «Bueno, voy a agarrar ese vestido que mi hermana me dio y voy a usarlo». Y por casualidad, mi mamá me regalo un vestido, y fui con ese vestido que ella me dio.

Pero todo surgió de última hora, yo no me preocupe con nada, ni con el maquillaje, con el cabello, me regalaron todo y yo misma me maquille, y en verdad, no quería eso, a mí me gusta maquillarme, arreglarme el cabello, no tengo problemas con eso, que hasta mis uñas yo me arreglo.

Yo dejé de preocuparme con esas cosas y fue algo maravilloso que sucedió en mi vida, porque no me preocupe y no me enfoque en esas cosas que generan ansiedad, que nos deja inquietos y preocupados con cosas superficiales.

Fue magnífica esa experiencia que yo tuve con Dios, en el momento en que yo entre en la iglesia con mi hijo, para entregarlo al Altar a Dios, en ese día de la alianza de él con su esposa, fue una experiencia única. Y Dios hablo conmigo algo maravilloso que hasta hoy en día me acuerdo, y es eso que Jesús está hablando aquí: «Porque andas ansioso, pues si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?»

Seguramente has tenido oportunidades en las que Dios pudo hablar contigo directamente, como fue mi caso, porque esas cosas no solo acontecen contigo, pero también acontecen conmigo, nosotros somos iguales, tenemos alma, y el alma tiene tendencia a preocuparse con cosas superficiales.

Y El Señor Jesús continúa hablando así:

«Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?», o «¿qué beberemos?», o «¿con qué nos vestiremos?». Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas». Mateo 6:31-32

Las personas en el mundo, en la sociedad, buscan eso, ellas son impacientes con lo que van a comer, a beber, o a vestir, como va a ser su apariencia.

«Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Mateo 6:33

En las ocasiones que estés preocupado por hacer justicia, busca El Reino de Dios y Su Justicia y Él te honrara.

Porque, si priorizas a las cosas o a las personas, ellas pueden hasta honrarte, pero es algo que dura poco tiempo, pero la honra que viene de Dios perdura y te enseña.

Cuando buscas El Reino de Dios como prioridad, dejas de priorizar cosas y personas, pasas a buscar El Reino de Dios que es la voluntad de Él, que es verdaderamente importante.

«… No os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas». Mateo 6:33-34

Vive el día de hoy, para con esa ansiedad y vive la Fe. La Fe no tiene nada que ver con la ansiedad, con la duda, con el miedo, con la preocupación, por lo contrario, la Fe es una certeza que estás haciendo aquello que agrada a Dios.