Ep.95 – ¿Quién es el que construye?

¿Quién es el que edifica una vida mejor?

¿Quién es el que edifica una vida sobre la roca?

No puedes edificar una casa sobre la arena, porque cuando vienen las tormentas, esa casa se la lleva.

La casa simboliza la vida de la persona, hay tantas personas que quieren construir un futuro prometedor aquí en este mundo, entonces estudian, trabajan, ganan su dinero para tener más conocimientos, para invertir en algo que pueda proporcionarles protección.

Así es aquí en este mundo, pero ¿y en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios?

¿Acaso caerá del cielo, porque voy a la iglesia, leo la Biblia y oro? No, ¡no es así!

También exige esfuerzo por parte de aquella persona que quiere construir la Vida Eterna, la Salvación.

La persona puede ser salva, pero si no se desarrolla, se queda raquítica, espiritualmente hablando, se queda como un adulto con la mente de un bebé, porque no se ha desarrollado. Entonces, Jesús habla sobre edificar, construir:

«Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: “Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar”.» Lucas 14:28-30

Es lo que ocurre con la vida cristiana de muchas personas. Cuando van a la iglesia, se sientan allí y esperan que caigan del cielo todas las bendiciones de Dios, pero no es así. Tienes que observar tu vida, quién has sido, para entonces hablar sobre este tema con Dios.

No puedes edificar una vida o desarrollar la salvación, si no haces los cálculos. ¿Qué cálculos? Las pérdidas que obstaculizan tu fe, las cosas que suman y las que no suman a tu fe.

Cuando observas tus decisiones y haces los cálculos, en realidad, estás queriendo construir tu vida sobre la Roca, que es Jesús. Quieres desarrollar tu salvación.

Sin embargo, mucha gente no quiere razonar, pero quiere que Dios haga su parte sin que ella haga la suya. Entonces, requiere de cada uno de nosotros ese «sentarse y hacer los cálculos» de los gastos.

Los gastos son las cosas que desgastan nuestra vida espiritual, esos disgustos, esas preocupaciones, lo que te hace ser ansioso, que te hace priorizar cosas indebidas, y no a Dios. A veces es la familia, el trabajo, la salud, la vanidad, y tienes que sentarte para hacer estos cálculos, tienes que saber que tu vida exige una responsabilidad, y vas a tomar esa iniciativa.

Entonces, tienes que hacer los cálculos para que después de poner los cimientos en tu vida, que es usar la fe, separes tiempo para Jesús, des tus primicias a Dios, para que entonces, vengas a terminar tu trabajo, es decir, tu parte con Dios.

Porque si no haces tu parte, ¿qué va a suceder? Las personas verán que eres una persona que comienza y no termina, es decir, no entregaste todo, no te sentaste ni hiciste los cálculos, para ver qué está desviando tu fe.

La fe racional demanda de nosotros razonamiento, hacer los cálculos de lo que no nos hace bien, de lo que está disminuyendo. Y tenemos que tomar la decisión de abandonar, de convertirnos, de ir por un camino completamente diferente al que estábamos siguiendo.

Si buscas, si indagas, eso muestra tu interés en descubrir la verdad. Si optas por no buscar, no indagar, optas por confiar en la emoción, en convencerte a ti mismo de que todo está bien.

Solo aquellos que están decididos a edificar un edificio para Dios, es decir, desarrollar, crecer, madurar su vida y dando vida a otras personas por causa de una fe viva, son los que hacen los cálculos.

Si estás haciendo los cálculos diariamente de tu vida es porque estás mirando hacia tu objetivo, que es edificar tu vida sobre la Roca, que es Jesús.