Ep.93 – ¿Quién se excluye de aprender?

Todo el mundo quiere desarrollarse en la vida, quiere alcanzar sus metas, quiere ser feliz, pero lo que mucha gente no quiere es examinarse a sí misma, no quiere aprender, no quiere educarse, no quiere intentar desarrollarse, ¿y por qué? Porque quiere algo fácil. Pero entendamos esto de forma bíblica.

Jesús dice:

«Pero Jesús le dijo: ”Cierto hombre dio una gran cena, e invitó a muchos. A la hora de la cena envió a su siervo a decir a los que habían sido invitados: Vengan, porque ya todo está preparado. Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: He comprado un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses. También otro dijo: Me he casado, y por eso no puedo ir” Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos”.  Y el siervo dijo: “Señor, se ha hecho lo que usted ordenó, y todavía hay lugar”.» Lucas 14:16-22

Este hombre que hizo una Gran Cena simboliza al mismo Dios, que ya ha preparado todo para que tú y yo nos sentemos a la mesa y disfrutemos de esa relación con Él. Pero las personas que fueron invitadas, cada una dio su excusa para no ir.

Por eso, Él ordenó invitar a los pobres, mancos, cojos y ciegos, y estas personas se sienten privilegiadas por participar de una cena con este Padre de familia, con el Señor. Pero aquellas personas que no tenían problemas estaban muy ocupadas y no quisieron ir a esta gran cena. ¡Es muy triste!

Porque las personas que tienen condiciones, normalmente, se apoyan en sus condiciones, en sus logros. Y aquellos que no tienen logros, que no tienen a nadie por ellos, están enfermos, se sienten privilegiados cuando son invitados a esta gran cena.

«Entonces el señor dijo al siervo: “Sal a los caminos y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Porque les digo que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena”». Lucas 14:23-24

¡Así ha sido con mucha gente!

Despreciar la cena que Dios nos da a todos nosotros es despreciar el aprender, el desarrollar, es despreciar ser verdaderamente feliz.

«Grandes multitudes acompañaban a Jesús; y Él, volviéndose, les dijo: ****Si alguien viene a Mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser Mi discípulo.» Lucas 14:25

Quien quiere ser discípulo de Jesús es aquel que quiere aprender con Él, quiere desarrollarse, quiere saber, quiere estudiar sobre la voluntad de Dios, quiere ser capacitado para servir a Dios.

Entonces, mucha gente se queda atrás, porque no aborrece al padre, ni a la madre, ni a la esposa, ni a los hijos, ni a los hermanos, ni a las hermanas, ni a la propia vida, y esos no pueden ser discípulos de Jesús.

De alguna forma, voy a elegir a alguien a quien voy a servir, si quiero agradarme a mí misma, no podré servir a Dios, no podré aprender de Dios.

La razón de nuestra existencia es agradar a Dios. Fuimos creados para ser hijos de Él y servirle, y si dejas de alcanzar esto, nunca serás feliz, porque el objetivo de la vida es agradar a Quien te creó, que fue Dios.