Ep.90 – ¿Quién es salvo?

Ep.90 – ¿Quién es salvo?

¿Quién es salvo? Realmente aquí en esta vida somos atacados por problemas desde fuera y también desde dentro. Cuando lidiamos con una dificultad, tendemos a guardar ciertas cosas que no nos convienen.

Y aquí es donde entra la pregunta: ¿Quién es salvo? ¿Es suficiente solo ir a la iglesia, leer la Biblia, Ofrendar, Diezmar? Porque los religiosos iban al templo, hablaban de Dios, pero en la época de Jesús, esos religiosos fueron los que Lo arrestaron, Lo odiaron y Lo crucificaron.

¿Acaso no estaba Jesús liberando y sanando a las personas? ¿Qué los llevó a arrestar a Jesús? ¿Cuál era el problema que tenían? ¡Ahí está! Tenían un problema interno, en su alma.

Estos religiosos tenían envidia de Jesús. No querían que Jesús sanara en el día sábado, no querían que Jesús hiciera maravillas, que quedara evidente quién era, porque ellos estaban allí como religiosos y no hacían nada de eso, y eso afectó su orgullo.

Y cuando algo afecta tu orgullo, puedes estar haciendo todo correctamente por fuera, aparentemente todo muy bien, y convencido de que estás en el camino correcto, porque haces y miras tus obras, pero veamos qué dice Jesús sobre esto:

«Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y Él les dijo: Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán. Lucas 13:23-24

¿Quiere decir que solo por el hecho de estar buscando, la persona encontrará y entrará por la puerta? ¡No! Es necesario esforzarse. Y ese esfuerzo de entrar por la puerta estrecha, que es el Reino de los Cielos, que salva a la persona, es precisamente por eso. Porque cuando algo afecta tu orgullo, cuando alguien habla, actúa o tiene éxito, y eso te afecta, entonces entra la cuestión del alma que necesita ser salva.

Y si no te esfuerzas por entrar por esa puerta, es decir, negando tu orgullo, tu soberbia, tu resistencia, entonces no entrarás en el Reino de los Cielos, no pasarás por la puerta estrecha. Y aunque cumplas todos los requisitos, todos tus deberes físicos, pero no espirituales, entonces estás dejando mucho que desear.

«Ah, Vivi, ¡la cosa es muy seria! Cuando me doy cuenta de lo que pasa dentro de mi alma, veo tanta imperfección…» Sí, yo también veo mucha imperfección de mi parte, y por eso exige esfuerzo, percepción, es decir, observar lo que está sucediendo dentro de mí.

Jesús dijo así: «Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y vosotros, estando fuera, comencéis a llamar a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”, Él respondiendo, os dirá: “No sé de dónde sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Comimos y bebimos en tu presencia, y enseñaste en nuestras calles”; y Él dirá: “Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí, todos los que hacéis iniquidad”.» Lucas 13:25-27

Vean que aquellos que comían, bebían en la Presencia de Dios, escuchaban los enseñanzas de la Palabra de Dios, estaban allí golpeando la puerta, Jesús dijo que no los conocía. Y después de tanta insistencia, Él dijo, en otras palabras: «¡Apartaos de mí! Tuviste tiempo, te di tiempo y continuaste practicando la iniquidad, que es un pecado planificado.»

Tú que practicas la iniquidad, es decir, que pecas conscientemente, ¡te quedarás afuera! Puedes tocar, puedes orar, pero ve que cuando estaban hablando con Dios «ábrenos la puerta» estaban hablando con Dios, y Dios les respondió: «No sé de dónde sois»

¿Imagina recibir esa respuesta de Dios? Pero esa respuesta no es ahora, esa respuesta será cuando Él vuelva, y tú insistas en entrar con Él, sin haber hecho tu parte.

El tiempo está pasando, las horas, los días, y has tenido resultados de lo que has elegido, creído, priorizado, y ¿cuál será tu excusa para decirle a Dios que hiciste esto o aquello, si ni siquiera te disciplinaste ni reconociste tu pecado?

La mayoría de las personas mira lo que hace bien, la parte buena, pero no mira lo que sucede dentro de sí. No eres una persona irracional, cuando quieres hacer tu voluntad, impones y haces. Cuando quieres algo, trabajas y dices así: «no me voy a quedar durmiendo hasta tarde, porque voy a perder el trabajo.» ¡Es decir, razonas! Entonces, si para estas cosas que necesitan ser hechas, lo haces, ¿por qué no harás las cosas relacionadas con tu alma? Si no lo haces por tu alma es porque no le das importancia.

Entonces Jesús dijo:  «Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, pero vosotros echados fuera.» Lucas 13:28

Ve que el Señor Jesús no predicó solo sanidad, solo liberación, no. Habló la Verdad.

Si no cuidas de tu alma, si no te esfuerzas, practicarás la iniquidad. ¡Eso es lo que Él está diciendo! No trabajes con engaño, con mentira, porque Dios conoce todo sobre ti.


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