Ep.66 – La Voluntad de Dios

El Reino de Dios muchas veces va en contra de nuestra voluntad.

Nuestra voluntad siempre está unida a lo que deseamos y vemos, basada en lo que ya hemos sentido.

Y la verdad es que a veces sientes algo, y en otras ocasiones puedes tener un sentimiento diferente. Por ejemplo, amas mucho a tu padre, pero ese amor también puede convertirse en odio cuando él no hace lo que tú quieres. ¡Mira lo que pasa cuando alguien va en contra de tu voluntad!

Jesús enseñó a sus discípulos cómo orar, porque ellos preguntaron.

«Cuando oren, digan: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.» Lucas 11:2

Aquí queda bien claro que Dios, como Padre, no siempre es honrado. De hecho, se hacen oraciones para que su Nombre sea santificado. Una persona puede hablar de Dios, pero aún así puede avergonzar a Dios.

Porque la gente tiene la idea equivocada de que Dios aprueba solo porque alguien está hablando de Él y parece tener mucho conocimiento, parece ser de Dios, pero en realidad es alguien que adultera, miente, engaña, y eso denigra el Nombre de Dios, el Nombre del Señor Jesús.

Cuando se hace la oración, la petición a Dios, es muy importante que observes lo que estás diciendo. Porque mucha gente tiene la costumbre de hacer incluso la oración del Padre Nuestro más por tradición y no por conciencia, por algo verdadero.

Si quieres agradar a Dios, si quieres ser feliz, primero es necesario que seas hijo, para que vengas a santificar su Nombre. Y, obviamente, quien es hijo de Dios quiere el Reino de Dios, no quiere su propio reino, porque sabe que su propio reino le hace daño.

«…hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.» Lucas 11:2

Dios no hace su voluntad aquí en la tierra, la mayoría de las veces, tanto es así que tenemos a personas alejadas de Dios, que quieren creer en Dios a su manera, que no quieren compromiso. Y esto muestra que esa persona no es hija, no es hijo de Dios.

Cuando se trata de hijos, estamos hablando del hijo que es el reflejo del Señor Jesús. Porque Jesús, siendo Hijo de Dios, quiso santificar a Dios. Cumplió con su misión, que le costó la vida, aunque no fuera su voluntad separarse del Padre. Tanto es así que oró, pero dijo: «Hágase Tu Voluntad».

Cuando éramos niños y nuestros padres nos decían lo que debíamos hacer, teníamos ganas de hacer otra cosa. Sin embargo, en nuestra pureza, nos sentíamos seguros con la voluntad de nuestros padres, no sentíamos que no éramos amados.

Esto es muy interesante porque muestra la pureza del espíritu de un niño, que no guarda rencores, no guarda traumas, que ve la vida con buenos ojos, porque tiene un padre, una madre que le brindan seguridad, tiene un padre de referencia. Eso es lo que yo tuve en mi infancia.

Ahora, ¡imagina cuando tienes a Dios como Padre!

Cuando Dios es tu Padre no hay inseguridad, sino la necesidad de hacer la voluntad de Dios, porque es perfecta, es pura, es justa. La voluntad de Dios no se basa en lo que siento, en mi propia justicia, sino que es algo que hace bien a todos.

Sin embargo, mucha gente solo quiere ser servida y no quiere servir a Dios.

Ese detalle es el que tienes que observar, porque si dices ser hijo de Dios, entonces deberías ser ese hijo que siente seguridad en su Padre.

Cuando miras a Dios, tienes respeto hacia Él, y ese respeto no es simplemente en lo que dices, sino en cómo lo tratas constantemente.

Si quieres la voluntad de Dios, te sometes a su voluntad, que es perfecta, y eso te hará feliz, como yo he sido.