Ep.65 – El hijo quiere el Reino del Padre
- 25
- Oct
- 2024
En nuestro mundo, por más que queramos hacer nuestra voluntad, siempre nos queda la duda, ¿te ha pasado eso?
Nos sentimos tristes, por más que elijamos qué hacer ese día. A veces, frustrados por un tiempo o incluso por años, ¿y por qué? Esto sucede cuando vivimos bajo nuestro propio reino.
¿Sabías que los discípulos del Señor Jesús estaban con Él, pero aun así se sentían perdidos? No sabían cómo debían hablar, cómo comunicarse con Dios, y le pidieron al Señor Jesús: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos..» Lucas 11:1
Y Jesús, tan hermoso y paciente, les respondió:
«Cuando oréis, decid: Padre nuestro, que estás en los cielos…» Lucas 11:2
Es decir, eleven sus pensamientos a Dios que está arriba.
En el reino de este mundo hay varios dioses, varias religiones, varias imágenes diciendo que son Dios, pero quiero que entiendas lo siguiente: Dios es Padre, pero Él creó todas las cosas, trajo a existencia todo, y hoy las criaturas tienen su libertad de elección; sin embargo, muchos no saben acercarse a Dios, ni siquiera saben que existe la opción de ser hijos de Dios.
¿Sabías que ni siquiera los ángeles son hijos de Dios, pero tú y yo sí podemos ser hijos de Dios?
¡Yo ya soy! Ahora, si tú aún no lo eres, no te preocupes, nunca es tarde. Solo necesitas desearlo y entender que necesitas a ese Padre, porque el padre terrenal falla; tal vez ni siquiera tengas la imagen de un padre, ni una referencia, pero Dios es Padre, ¡y es el mejor Padre! ¡Y Dios quiere ser tu Padre!
Entonces, lo primero que debes hacer es ser hijo, deséalo con todas tus fuerzas.
«Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea Tu Nombre…» Lucas 11:2
¿Por qué Jesús enseña a los discípulos a santificar el Nombre de Dios? ¿Acaso el Nombre de Dios ya no es santo? Hay muchas personas que hablan de Dios, pero no son hijos; tienen la información, las letras, pero no son hijos.
Entonces, actúan mal, son pésimos padres, hijos, hacen daño a los demás. Pero cuando eres hijo de Dios, ¡hay una enorme diferencia! Quieres agradar a Dios, quieres honrar a Dios por encima de todo.
« venga Tu Reino…» Lucas 11:2
El hijo quiere el Reino del Padre, no quiere su propio reino, porque antes de ser hijo ya vivió en su propio reino y, aún como hijo, puede elegir vivir bajo su reino, es decir, su voluntad, a su manera.
Cuando te conviertes en hijo de Dios, comienzas a desear algo superior.
Pero cuando solo eres hijo de tu padre terrenal, tienes una característica imperfecta que no te trae vida eterna; necesitas ser hijo de Dios para tener el deseo, para tener como objetivo en tu vida aquello que te beneficiará.
Algunos piensan que ser independiente de Dios y hacer sus propias elecciones les traerá felicidad, pero has hecho eso toda tu vida y te diste cuenta de que no funciona. Por eso, todos necesitamos desear el Reino de Dios más que nuestra propia voluntad.
Quien es hijo quiere santificar, quiere honrar a Dios Padre.
Este Dios que me conoce, me entiende, me ve, me valora, me enseña, me ayuda a desarrollarme, quiero honrarlo, ¡porque Él me ha traído vida! Entonces, necesito Su Reino, no necesito mi propio reino.
En esta oración es como si le dijéramos a Dios: «Mira, quiero Tu Reino, porque mi reino ya me decepcionó mucho, me he dado cuenta de que en mi reino soy un pésimo rey, necesito que Tú seas mi Rey, que Tú seas mi Padre, que Tú habites en mí.»
¡Eso es ser hijo de Dios! Si aún no eres hijo es porque deseas cosas que son superficiales, son insignificantes, y que en el fondo, en el fondo, solo son una ilusión, ¡todo es vanidad!
Busca a Dios como tu Padre y dile: «Quiero ser Tu hija, Tu hijo, quiero conocerte, quiero ser generado por Ti, quiero que Tú seas mi Padre, quiero santificar Tu Nombre y quiero Tu Reino.»
¡Puedes hacerlo ahora, solo pídelo!