Ep.64 – El hijo quiere honrar

Ep.64 – El hijo quiere honrar

La vida pasa y hacemos nuestras elecciones, y con todo eso vienen las consecuencias, demostrando así que el dominio está en nuestras decisiones, diciendo que existe un reino. Tu reino está basado en tus elecciones, pero ¿y el Reino de Dios?

Haces todo lo que quieres, eliges qué hacer, y al final, siempre te sientes insatisfecho, ¿por qué será? Porque haces las cosas basadas en tu reino, ahora vamos a entender la forma de Dios.

El Señor Jesús enseñó a los discípulos que le habían preguntado cómo orar:

«Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro, que estás en los cielos…» Lucas 11:2

Primer punto esencial: hay que ser hijo de Dios. Y cuando te conviertes en hijo de Dios, lo primero que importa es honrar a Dios con tu vida, con tu actitud. Entonces, cuando eres hijo, hablas con tu Padre de una forma cercana, no como si fuera un Dios lejano.

«… santificado sea Tu Nombre….» Lucas 11:2

Quiero santificar Tu Nombre, quiero honrar Tu Nombre con mi vida. Si actúo mal, voy a profanar Tu Nombre, y eso no es lo que quiero. Necesito honrarlo, esto hace parte de quien ha sido generado por Dios.

Cuando comienzas a relacionarte con Dios como hija, es porque has sido engendrada de Él, así que ya no hay distancia, ya no existe un Dios en tu cabeza que castiga, sino que hay confianza, hay aprecio. Comienzas a hablar con frecuencia con Él en tus pensamientos, en tus momentos, cuando realmente cierras los ojos y hablas con Él.

Entonces, cuando te conviertes en hijo de Dios, tu objetivo en la vida, tus pensamientos, tu meta es santificarlo con tu propia vida, con tu comportamiento.

Pero cuando tienes tu propio reino, no tienes compromiso con Dios, no conoces a Dios, entonces haces todo para agradarte a ti mismo. Si estás triste, vas a una fiesta con amigos, viajas, compras, sin embargo, cuando todo eso llega a su fin, hay un vacío, hay una insatisfacción dentro de ti, una frustración.

Por otro lado, cuando has nacido de Dios, realmente aprendes lo que es ser feliz. No necesitas hacer muchas cosas, lo básico ya es suficiente, porque en tu interior, tu objetivo ya trae vida.

Solo el hecho de querer santificar el Nombre de Dios ya hace que tengas elecciones sabias y justas para tu vida, es decir, estás observando lo que estás viviendo para corregir, para agradar a Dios. Tu mente ya no está enfocada en tu reino, ¿lo entiendes? ¡Mira la diferencia de cuando eres hijo!

Después de que te conviertes en hijo o hija de Dios, deseas santificar a Dios, honrarlo con toda tu vida. ¡Piensa en eso!

Dejar un mensaje

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*