Ep.63 – Necesitas ser hijo
- 23
- Oct
- 2024
Hoy vamos a hablar sobre una de las cosas más importantes que todos necesitamos saber: la Oración del Padre Nuestro.
Desafortunadamente, muchas personas suelen hacer esta oración de manera religiosa, de memoria, rápido, hasta sin pensar, pero ahora vas a entender la importancia de cada palabra.
«Y aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos. Y Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.» Lucas 11:1-2
Este es el primer punto del que vamos a hablar. Cuando se trata de Dios como Padre, significa que necesito ser hijo. No puedo llamar a cualquier persona padre, porque no cualquier persona es mi padre.
A veces, cuando hablas con Dios, te colocas como señor, como si supieras lo que es mejor. Pero el padre es quien genera, por eso, primero necesito ser hija de Dios.
Por eso en esta oración existe la necesidad de tener conciencia de que primero debo ser hija, para así saber cómo orar. Porque ya llevo años con Jesús, nací de Dios hace años, pero hasta hoy estoy aprendiendo.
La primera vez que escuché a mi padre, el Obispo Macedo, hablar sobre la oración del Padre Nuestro, fue como una revelación, ¿sabes cuando llevas tantos años buscando aprender lo que Dios quiere? Cuando escuché por primera vez sobre la oración del Padre Nuestro, dije: «¡eso es lo que necesito!»
Y quien no es hijo no va a entender esta oración.
Por eso es importante que seas hijo de Dios, y no tengas esa idea que la religión o la sociedad dicen de que todos son hijos de Dios, porque ¡no es así! El Padre es quien genera; si no has sido generado por Dios, entonces, Él no es tu Padre, y tienes que enfrentarlo.
Puedes tener a Dios como Padre, pero Él tiene que generarte, ¿y cómo va a pasar eso?
Primero, necesitas desearlo.
Mira qué interesante, cuando los discípulos pidieron: «Enséñanos a orar», entonces Jesús habla del Padre Nuestro.
En otras palabras, ustedes deben entender lo siguiente: en tu oración, en tu petición a Dios, tienes que ser hijo, y entonces hablar como hijo. Cuando me dirijo a mi padre terreno, no lo hago como una persona distante, hablo con él cualquier día, puedo hablarle, y como hija tengo acceso, libertad para hablar.
Entonces, cuando tú y yo hacemos nuestra oración, tú que eres hijo de Dios, tú que eres generado de Dios, tienes que situarte en que eres hijo y Él es el Padre. Y siendo Padre, Él sabe lo que es mejor para nosotros, está por encima de nosotros, en los cielos, y nos escucha. Aquí no hay distancia, no necesitas tomar el teléfono, usar internet para hablar con tu Padre, tienes que elevarte y situarte como hijo, y luego hablar como hijo.
Cuando elevo mis pensamientos a Dios y hablo con Él, existe un respeto, un temor, un acceso, y no hay desconfianza.
Nunca voy a aprender a hablar con mi padre si no soy su hija, si estoy distante de Él, si lo trato como cualquiera, como una persona lejana, fría, si tengo malos ojos hacia Él, si lo convierto en un siervo. No puedo tratar a Dios como Padre si no he sido generada por Él.
Cualquier persona para ser hija de Dios necesita ser generada por Dios.
Nosotros, como siervos de Dios, deseamos mucho que las personas nazcan de Dios para tener a Aquél que guía, Aquél que enseña toda la verdad, que los conduce, pero esa voluntad no puede generar hijos de Dios.
El hijo de Dios es generado por Dios cuando la propia persona trata a Dios como Padre.
Si tratas a Dios como siervo, como un camarero, pidiendo solo para comer y salir, entonces no lo estás tratando como Padre, y eso ocurre porque no lo conoces. No hay forma de que alguien que conoce a Dios como Padre lo trate de esa manera distante.
Debes evaluarte a ti mismo, porque decir que eres hijo de Dios es muy fácil, pero cómo lo tratas dice más que lo que dices. Una cosa es lo que la persona dice, otra es lo que es con Dios.
Entonces, cuando el Señor Jesús dijo: «Padre nuestro que estás en los cielos…», es porque debemos elevar nuestros pensamientos, debemos tener esa cercanía de hijo.
Primero tengo que ser hijo, luego actuaré como hijo, pero no voy a actuar como el hijo de cualquier padre terreno, porque Dios está en los cielos, Él es Divino.
Dios es un Padre que está presente, es un Padre que me conoce, es un Padre que ve mis entrañas, mis deseos, es un Padre que sabe manejar mis debilidades, es un Padre que me ve entre todos, Él sabe cuál es mi reacción, ¡Él sabe todo!
Entonces, tal vez has tratado a Dios como cualquier otro dios, tal vez como tu siervo, porque no lo conoces.
Sin embargo, el día que conoces a Dios, no lo vas a tratar como un dios distante, y ya no tendrás miedo o malicia en tu forma de verlo, tendrás confianza, sentirás que estás respaldado por Él, porque Él es Divino y sabe cuidar de sus hijos.