Ep.56 – La espera del Reino

Ep.56 – La espera del Reino

En nuestro reino, en nuestro mundo, tenemos muchos sueños, esperanzas, expectativas de alcanzar algo algún día, casarnos, tener un hijo, tener una casa, tener éxito financiero, obtener diplomas, tener muchas oportunidades en la vida, formar una familia… tenemos muchas expectativas.

Muchas veces, las personas trabajan y miran hacia esas esperanzas y expectativas, y se olvidan de que existe el Reino de Dios, que no tiene nada que ver con nuestro reino.

La Biblia dice:

«Vino José de Arimatea, miembro prominente del concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. Y comprobando esto por medio del centurión, le concedió el cuerpo a José, quien compró un lienzo de lino, y bajándoLe de la Cruz, Le envolvió en el lienzo de lino y Le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.» Marcos 15:43-46

La Biblia da detalles sobre este hombre, José de Arimatea, cómo fue usado para acercarse a Pilato, y también tomar la iniciativa de preparar el cuerpo, colocar una sábana fina, y depositar en ese sepulcro que nunca había sido usado. El Señor Jesús fue puesto allí por alguien que esperaba el Reino de Dios, un hombre honrado, un discípulo de Jesús.

Una cosa muy interesante es que, en este mundo, las personas tienen muchas expectativas sobre lo que pueden poseer, alcanzar para ser servidas, pero no observan el Reino de Dios, no observan a Dios, miran hacia sus necesidades y no se dan cuenta de Quién es Dios.

José de Arimatea era un hombre honrado, que esperaba el Reino de Dios, es decir, su mente pensaba en Dios, en agradar a Dios, en conocer Su voluntad. Cuando se habla de esperar el Reino de Dios, significa desear que Dios sea tu Señor, y no tener tus propios sueños, sino que Dios realice Sus sueños.

¿Acaso esperas el Reino de Dios o tu propio reino?

Antes de ser crucificado, en un momento de dolor y angustia, Jesús llamó a Su Padre «Abba Padre», porque iba a separarse para ser Sacrificio Vivo, llevaría sobre Sí todos los pecados de la humanidad, no podría el Padre quedarse con Él. Jesús tuvo que enfrentar Solo, porque el pecado no tiene conexión con Dios. Fue llevado como Cordero de Dios para quitar el pecado de todas las personas que Lo confiesan como Señor y Salvador, pero para el Señor Jesús el mayor dolor fue separarse del Padre.

¿Y cuántas veces tú y yo hemos estado llorando por nuestro reino, por nuestra voluntad?

Independientemente de si eso te separaría de Dios o no, tenías tus ojos puestos en tu propia voluntad, y no en el dolor de desagradar a Dios.

Cuando el Señor Jesús revela este dolor de separarse del Padre, revela que es Uno con Él. Y cuando tienes tu propio pensamiento, tu propio reino y piensas diferente a Dios y no te importa Su voluntad, eso está diciendo que no eres Uno con Él, que te has separado de Él, que esperas tu reino y no el Reino de Dios.

Cuando esperamos el Reino de Dios, esperamos servirle, agradarle, ser Su hijo, llamarlo Padre.

El Señor Jesús, nuestro Dios, quiere que lo llamemos Padre, es esa relación la que Él desea.

El Señor Jesús no quiere que lo trates como un Dios que solo da órdenes y está distante, ¡no! Él quiere relacionarse contigo, así como el Señor Jesús se relacionaba con el Padre, quiere que lo ames, que te importes por Él, que sientas el dolor de dejar tus propios deseos y voluntades contrarias a Él, pero que lo hagas de manera natural y no por imposición, por religión o por una iglesia, sino porque lo amas, porque lo consideras tu Padre, porque tienes cercanía e intimidad con Él.

Cuando haces esto, comienzas a desear Su Reino, a desear pensar como Él, a actuar como Él, a observarte más a ti mismo.

¿Acaso has estado esperando por Él? ¿Están tus pensamientos dirigidos a Dios?

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