Ep.55 – ¿Qué dificulta entrar en el Reino de Dios?

En nuestro reino, en esta vida, usamos el conocimiento y el dinero para conseguir lo que queremos.

Por esto, muchos dejan la fe y actúan según lo que poseen, sus condiciones, y así se aferran a lo que tienen. Y si no tenemos cuidado, nosotros también caemos en la trampa de lidiar primero con las cosas que este mundo ofrece en lugar de usar la fe y depender de Dios.

Observa lo que sucedió:

«Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de Él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”. Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.» Marcos 10:17-21

Hay varias lecciones en lo que pasó con este joven rico, que vino corriendo y parecía muy interesado en heredar la vida eterna, porque fue la primera pregunta que hizo, estaba enfocado en eso y realmente quería alcanzar la vida eterna.

Mucha gente dice que Dios es bueno, que Dios es maravilloso, pero no hace lo que Él dice, no acepta lo que Él dice, no toma su cruz, no ejerce su fe para acercarse a Dios, no depende de Él.

Tú dices que eres bueno porque has oído que Dios es bueno, pero no has experimentado que Él es Bueno porque vives otra realidad.

Y Jesús, siendo bueno, porque Él es Dios, no pecó en nada, pero aun así no dijo que era bueno, sino que el Padre era bueno, es decir, Él se presentaba como un Siervo.

¡Mira que Jesús, al ver a aquel joven, lo amó! ¡Qué Dios tan hermoso!

Jesús lo amó porque él tenía interés en obtener la vida eterna, tenía dudas, pero no sabía qué estaba mal, y cuando Jesús lo amó y le habló de lo que le faltaba, que era vender todo lo que tenía y dar a los pobres, lo cual no lo recompensaría, así tendría un tesoro en el cielo, es decir, tendría que desprenderse de aquello a lo que estaba aferrado. Mira lo que pasó:

«Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.» Marcos 10:22

Todos nosotros somos tentados a depender de las circunstancias, de lo que vemos, de lo que a nuestros ojos facilita y tiene una respuesta rápida, en lugar de aferrarnos a Dios, de depender de Dios.

«Jesús, mirando en derredor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios! Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Marcos 10:23-24

Mira el peso que tienen las palabras del Señor Jesús, porque debido a las circunstancias, muchas personas no buscan a Dios, no dependen de Dios, no ejercen la fe, no están sensibles a escuchar la Voz de Dios, porque basan sus vidas en lo que tienen, en las condiciones, en la información, en el conocimiento; no sólo en el dinero, ¡sino también en esas cosas!

Por eso, cuando una persona está aferrada a cosas, no se desarrolla, ni siquiera en su forma de ser. A veces no son las condiciones materiales, sino que piensas de una manera que no aceptas la Palabra de Dios, estás lleno de argumentos, lleno de tesis, de información, que no te permiten depender de Dios.

¡Mira cuán grave es esto! Reflexiona sobre esto y evalúa tu vida.

Constantemente mantente alerta, porque tenemos la tendencia a buscar la facilidad, la seguridad, la medicina, el médico, el abogado, las informaciones académicas y nos olvidamos de pensar en Dios, de ejercer la fe, de orar, de hablar con Dios, clamar, de pedir ayuda para que Él nos extienda Su Mano.