Ep.51 – ¿Multiplicas o tienes miedo?

Aquí en esta vida, en este mundo, hay personas que prosperan mucho; invierten en su conocimiento, trabajan, invierten en su carrera, en sus estudios, se superan y terminan teniendo éxito y mucho dinero.

En este reino, muchas personas incluso te miran y te juzgan por tu apariencia y tu conocimiento, ¿no es así? ¿Y en el Reino de los Cielos, cómo es eso?

El Señor Jesús dice:

«Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido los dos talentos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.» Mateo 25:14-18

¿Será que Dios se agrada en quien tiene miedo de multiplicar, en quien esconde?

«Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.» Mateo 25:19

Si eres un siervo de Dios, vas a rendir cuentas de todo lo que Dios te ha dado, todo lo que Él ha invertido en ti.

La gente dice: «Ah, Dios es bueno, no va a pedir cuentas ni nada…»

¡No, no! Tienes que entender que Dios es el Señor, y debemos agradarlo, respetarlo, porque Él es el Creador y tiene todo el derecho. Y esto es porque Él es misericordioso, da tiempo, enseña, estimula, fortalece.

Y si Dios hace todo esto, ¿crees que no tiene derecho a pedir cuentas a aquellos a quienes les ha dado tanto?

Dios no es corazón, Dios es inteligencia y nos trata de manera correcta, inteligente y justa. Cuando pide cuentas a Sus siervos es porque les dio todas las condiciones para que se desarrollaran.

«Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, me entregaste cinco talentos; mira, he ganado otros cinco talentos. Su señor le dijo: Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.» Mateo 25:20-21

Cuando dice bueno, está hablando de eficiencia, de estar listo, de actuar, y además fiel, es decir, que amó a su Señor. Cuando habla de fidelidad, habla de amor, de constancia. Entonces, Dios le da más porque fue fiel.

«Llegando también el de los dos talentos, dijo: Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado otros dos talentos. Su señor le dijo: Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.» Mateo 25:22-23

Mira que él no se comparó con el que había recibido cinco talentos, sino que invirtió y multiplicó dos talentos más.

Y Dios se alegra de que multipliques, de que des frutos. Y ese fruto no es generar un montón de niños en el mundo, ¡no es eso! No es simplemente prosperar, ¡no! Pero esa multiplicación es desarrollar la fe, porque aquí se trata de entrar en el gozo del Señor. ¿Crees que Dios necesita que multipliques el oro que tienes? Él es el Dueño del oro y de la plata, ¡fue Él quien creó todas estas cosas!

A Dios le importa que desarrolles tu fe, que no seas perezoso, que no seas tímido, que seas audaz, porque para multiplicar algo que te fue confiado, tienes que desafiarte a ti mismo, tienes que ejercitar tu fe.

«Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, y tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo.”» Mateo 25:24-25

Mira cómo este siervo muestra la razón por la que recibió solo un talento, porque no tenía la estructura para recibir más, y por eso no aprendió a mirarse a sí mismo y cambiar su punto de vista.

En lugar de ver a su señor como alguien benevolente, que tanto invirtió en él, que confió y tuvo paciencia, y por ello serle agradecido, prefirió ver a su señor como un hombre duro.

Quizás eres una persona muy sensible, que no puede ser disciplinada, que no puede ser guiada, que no puede escuchar ciertas verdades porque sientes todo, te lastimas. Otros siervos no vieron a Dios como duro, pero este siervo sí.

Y por eso, este siervo no hizo nada, no desarrolló, no ejercitó nada de su fe.

«Pero su señor respondió, y le dijo: Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco, y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses. Por tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez talentos.» Mateo 25:26-28

De repente, eres alguien que dice ser cristiano, pero siempre tienes miedo, miras a las personas con malos ojos, siempre pensando que son injustas, siempre buscando excusas para no dar frutos. Arranca eso que está dentro de ti y desarrolla lo que tienes.

¡Dios no es injusto! ¡Por lo tanto, quita esos malos ojos, cambia, arriésgate y sal de esa vida!

No te escondas detrás de una posición que tienes, de lo que has recibido, pensando que todo es injusto.

¡Deja eso y reacciona! Usa tu fe en tus dificultades.

Eso es lo que Dios va a pedir que rindamos cuentas. Y has recibido mucho, pero ¿qué has hecho con lo que Él te ha dado?