Ep.49 – Engaño y las consecuencias

En nuestro reino, hay tanto engaño, tantas mentiras, tanta gente haciéndose pasar por alguien que hasta tienen perfiles falsos en las redes sociales. Hay todo tipo de engaño, incluso hacen recetas médicas falsas, dinero falso, tarjetas falsas, robos… y tantas otras cuestiones sobre el engaño que vivimos en nuestros días, pero Jesús dijo lo siguiente:

«… Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y engañarán a muchos. Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores.» Mateo 24:4-8

¡Vaya! ¡Qué cosa, ¿no?! Lo que estamos viviendo es bíblico, porque el mundo se ha ido sumergiendo cada vez más en el pecado, así que, obviamente, cuando no tienes disciplina contra el pecado, te vas entregando cada vez más a otro pecado.

Y el mundo está empeorando, unos engañando a otros, padres contra hijos, guerras, hambre, nación contra nación, reino contra reino, pestes y terremotos en muchos lugares. Hace más de 2 mil años, el Señor Jesús ya estaba hablando sobre lo que está sucediendo en nuestros días. Somos la única generación que ha presenciado lo que ninguna otra generación ha presenciado. Y todas estas cosas son el principio de dolores.

Cosas absurdas están sucediendo en nuestra generación, el engaño, las mentiras, el pecado predominando. Hemos vivido cosas que en el tiempo de mi abuela eran impensables, ¡así es!

¿Estás preparado para estos principios de dolores?

Porque Jesús dice que:

«Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces y caerán, y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.» Mateo 24:9-12

Piénsalo: ¿estás dejando que esta multiplicación de iniquidad, por parte de muchos a nuestro alrededor, enfríe tu amor? ¿Cómo has estado contigo mismo y con los demás? Porque, a veces, la gente se engaña a sí misma y también engaña a los demás.

Y en este enfriamiento del amor está la razón de tanta separación, divorcio, dolor, peleas, malentendidos, envidia, porque la iniquidad se ha multiplicado y la gente ha perdido la fe en el amor. No creen que pueden ser fieles, no creen que pueden tener buenos ojos, pero la Biblia dice que:

«Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.» Mateo 24:13

Es decir, incluso el salvo tendrá que perseverar, porque será tentado. Ahora, si amas y no eres amado, ¿cuál es la tentación? ¿Es devolver el golpe, ignorar, despreciar, no es así? Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo.

Entonces significa que todos corremos riesgos, porque la iniquidad se ha multiplicado y el amor de muchos se ha enfriado. Y cuando el amor se enfría, las personas comienzan a desanimarse y a perder la fe. Miran las circunstancias, ya no quieren ejercer la fe porque piensan así: «Vaya, estoy haciendo bien, pero la otra persona está haciendo mal.»

Pero si perseveras hasta el fin, si crees que hay una recompensa, que es ser salvo, porque nuestra recompensa no es ser amado por todos, entonces, hay un precio que pagar.

Para perseverar, tendrás que contrariar incluso a ti mismo, incluso a tu carne, a tu voluntad; por eso la Biblia dice que el que persevere hasta el fin, ese será salvo, porque será muy difícil.

«Y este Evangelio del Reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.» Mateo 24:14

Prepárate ahora y mantente alerta continuamente, vigilando tus inclinaciones, tus tentaciones y perseverando hasta el fin, para que no pierdas tu propia vida, porque la salvación es por toda la eternidad. Y para ser salvo necesitas mantener tus buenos ojos, ejercitar la fe, hacer lo que es correcto, lo que es justo, lo que es perfecto ante los ojos de Dios.