Ep.47 – ¿Quiénes son los vivos para Dios?

Ep.47 – ¿Quiénes son los vivos para Dios?

En nuestro reino, existen aquellos que ya han muerto y aquellos que están vivos, que usan sus cinco sentidos.

Y, en la época de Jesús, había fariseos, religiosos que estaban muy molestos con la verdad que el Señor Jesús decía; no querían aceptarla por su orgullo, y estaban poniendo a prueba a Jesús con preguntas para denigrar la imagen que Jesús tenía ante el pueblo. Veamos:

«… Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin tener hijos, su hermano, como pariente más cercano, se casará con su mujer y levantará descendencia a su hermano. Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos; y el primero se casó, y murió; pero no teniendo descendencia, le dejó la mujer a su hermano; de igual manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos, murió la mujer. Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos ellos la tuvieron. Pero Jesús respondió y les dijo: Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios. Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.» Mateo 22:24-30

En nuestro reino, pensamos que al resucitar encontraremos a nuestro esposo, a nuestro hijo y, en realidad, en el Reino de los Cielos nadie será como hombre y mujer, sino que serán como ángeles de Dios, y no habrá matrimonios allí.

En el Reino de los Cielos no existen los muertos, existen los vivos. Todo el mundo le tiene miedo a la muerte, pero Jesús dijo:

«Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Él no es Dios de muertos, sino de vivos.» Mateo 22:31,32

¿Quiénes son los muertos y quiénes son los vivos? Si Abraham, Jacob e Isaac murieron aquí en nuestro mundo, ellos ya pasaron. Pero aquellos que asumieron la fe en Dios, como fue el caso de estos hombres, que creyeron y fueron fieles, erraron, sí, pero continuaron con su creencia en Dios, y no dudaron; ellos murieron en este mundo, sí, pero están vivos para Dios.

Todas las personas que no aceptan a Dios están muertas.

Todas las personas que no obedecen, que no creen en Dios, están muertas. Solo están «pasando la vida», porque no disfrutan de la alegría completa, de la felicidad. Tienen momentos de placer, pero es algo pasajero.

Entonces, cuando Dios dijo que Él no es Dios de muertos, estaba hablando de aquellos que no creyeron en Jesús.

Y sabes que la creencia es una elección; decides confiar, creer o no. Eliges a quién escuchar, a quién obedecer, a quién priorizar. Si eliges a Dios, pasas a ser vivo; aunque mueras en esta vida, vivirás por toda la eternidad con Dios.

Pero si no crees en Dios, tienes dudas y temores, si te sientes desprotegido por Dios, si piensas que a Dios no se importa contigo, entonces realmente no crees y no prestas oído a la Palabra de Dios. Escuchas al médico, a la familia, a los amigos, a los medios; le das la razón a todo el mundo, menos a Dios.

Así es como una persona elige en quién va a creer, y decide vivir o morir. Si, por ejemplo, en el último momento de su vida, acepta los Pensamientos de Dios, cree en Jesús, acepta a Jesús como Señor y Salvador de su vida, entonces será salva; pero nadie sabe cuándo o cómo va a morir, nadie sabe cómo será su muerte en este mundo. Y, dependiendo de cómo sea, puede que no tengas la oportunidad de razonar y elegir vivir para Dios, creyendo en Jesús.

Así que Dios no es Dios de muertos; por eso, aquellas personas que murieron sin creer en Dios, sin escuchar, sin aceptar la Voz de Dios, están muertas, y Dios no es Dios de ellas.

Todos aquellos que no aceptaron a Jesús están actualmente en el infierno, como si ahí fuera una sala de espera para el lago de fuego, y así será por toda la eternidad en tormentos, dolores y aflicciones. Y nadie podrá quitarles su dolor.

Pero, en contraste con aquellos que no aceptaron a Jesús, existen los que aceptaron a Dios, escucharon y obedecieron a la Voz de Dios, continuaron creyendo, con dificultades o no; esos están vivos y viviendo con Dios.

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