Ep. 45 – Invitados dignos
- 24
- Sep
- 2024
En un reino se celebra una fiesta porque hubo una conquista. Cuando alguien importante vence y supera varios obstáculos, se hace una fiesta para celebrar su logro, y eso es exactamente lo que sucedió en el Reino de los Cielos, ¿sabías?
Cuando Dios Padre envió a Su Hijo a este mundo y dio Su vida por nosotros, Jesús fue la Perfecta Imagen de Dios. No pecó en nada, fue el ejemplo, el testimonio, y Él venció la muerte, resucitó y nos brindó una oportunidad que antes no había.
Antes de que Jesús viniera, fuera crucificado y resucitara, cualquier persona que quisiera hablar con Dios tenía que hacerlo a través del sacerdote, del levita; tenía que presentar sus sacrificios, necesitaba a alguien que intercediera por ella y Jesús fue el Animal Perfecto, el Cordero de Dios.
Y mira cómo Dios es familia; Su hermoso Padre hizo una fiesta porque ahora Su Hijo podría casarse con la Iglesia, con aquellos que aceptan el sacrificio del Señor Jesús y quieren tener comunión con Dios. Entonces, estos entran en matrimonio, un pacto con Dios.
Y la Biblia habla de esta fiesta:
«El Reino de Los Cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo. Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.» Mateo 22:2-3
Imagínate, antes no tendrías acceso a Dios en cualquier momento del día, no podrías relacionarte directamente con Él, ¡pero ahora tienes esa oportunidad y tú dices que no quieres relacionarte, que no quieres ir!
«De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: “Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas”. Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,» Mateo 22:4-5
¿Y no es así hoy en día? En tu reino, en tu día a día, ¿no es cada uno buscando ganar más dinero, llevando su vida a su manera, y sin querer comprometerse en nada con Dios?!
Cuando leía este pasaje, pensé: «Dios mío, qué buenos ojos tiene Dios hacia el ser humano, cuántas oportunidades da para relacionarse, pero la gente lo desprecia. Él hace una fiesta e invita, Sus siervos llaman, pero las personas están muy ocupadas.»
«y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.» Mateo 22:6
Esos siervos estaban llamando a la boda del Hijo de Dios, para tener esa relación, porque Él nos compró para ser liberados de la esclavitud del pecado, pero esos siervos fueron asesinados. ¿Y no es eso lo que pasa también con las noticias falsas, cuando personas, incluso dentro de la iglesia, hablan en contra del siervo de Dios, matando la pureza de las personas? ¡Así es!
Y Dios Padre se enojó, porque Él tiene esa pureza, esa benignidad, esa misericordia. Él da esta oportunidad a las personas, pero las personas la desprecian.
«Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad. Luego dijo a sus siervos: “La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis”. Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales.» Mateo 22:7-10
Dios invita a todos, tanto a los malos como a los buenos, a venir a esta fiesta nupcial.
En esta parábola, vemos mucha ingratitud por parte del ser humano. Muchas personas despreciando lo que Dios ha ofrecido. Hemos hablado sobre el Reino de los Cielos, el Reino de Dios y nuestro reino, y tú tienes tus elecciones.
Tus elecciones dicen si valoras a Dios, si le das importancia, prioridad a Dios o si le das prioridad a tu trabajo. Sabes que si llegas tarde al trabajo, te van a llamar la atención, pero también sabes que si no tienes tiempo para Dios, eso no va a pasar, pero lo que llamará tu atención será tu temor a Dios.
Cuando realmente deseas algo verdadero con Dios, te incomoda tu falta de tiempo, tus elecciones erradas y tus prioridades, haces un esfuerzo y te disciplinas, cuando valoras a Dios.