Ep. 38 – ¿Respetas la voluntad de Dios?

Ep. 38 – ¿Respetas la voluntad de Dios?

Comparando con nuestra vida, con nuestra humanidad, entendemos que el Reino de los Cielos es algo sumamente superior. En nuestra cabeza, en nuestra verdad, en nuestra opinión, muchas veces tenemos nuestras justificaciones sobre algo, pensamos que tiene que ser de cierta forma, de acuerdo con lo que nuestros ojos ven.

Pero hoy vamos a hablar sobre cómo Dios trata a los trabajadores de su viña, la Biblia dice lo siguiente:

«Porque el Reino de los Cielos es semejante a un hacendado que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Y salió como a la hora tercera, y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo; y a estos les dijo: “Id también vosotros a la viña, y os daré lo que sea justo”. Y ellos fueron.  Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena, e hizo lo mismo. Y saliendo como a la hora undécima, encontró a otros parados, y les dijo: “¿Por qué habéis estado aquí parados todo el día sin trabajar?”. Ellos le dijeron: “Porque nadie nos contrató”. Él les dijo: “Id también vosotros a la viña”. Y al atardecer, el señor de la viña dijo a su mayordomo: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta los primeros”. Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario. Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado, diciendo: “Estos últimos han trabajado solo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día”. Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.» Mateo 20:1-16

¡Ahí está la diferencia! En tu opinión, cuanto más trabajas, más ganas, es decir, recibes el pago de acuerdo con el tiempo que trabajas, pero en el Reino de los Cielos tienes que respetar lo que Dios quiere hacer.

Él dio el mismo valor al que trabajó poco que al que estuvo más tiempo. Y el que estuvo más tiempo se indignó, se molestó con Dios. ¿Y cuántas no son las personas que murmuran en su interior por lo que el otro recibe?! Murmuran porque piensan que tienen más derecho, más tiempo, más capacidad que el otro.

Pero es Dios quien elige lo que Él quiere hacer y ¡debemos respetar eso! Este respeto es la verdad que tienes que aceptar.

A veces, en tu verdad, en tu reino, quieres imponer tu voluntad. Pero en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios, Su Voluntad es la mejor, y Su Voluntad también muestra lo que está mal en ti.

Veo que Dios mira la intención de cada uno, la intención de servirle o la intención de ser servido, y cuando Él hace esta distinción, en hacer lo que Él quiere y no a nuestra manera, ahí entra nuestro respeto. Cuando respetas, te pones en tu lugar, aprendes con todo esto, observas tus errores y cambias, aceptas la verdad de Dios.

Quizás estés leyendo este mensaje, pero estés lleno de argumentos, defensas, de tus opiniones. Bueno, lo que va a predominar en tu mente es aquello que aceptarás, el Reino de los Cielos o tu reino. Si quieres tu reino, entonces esta verdad no es para ti, porque no estás buscando el Reino de la Justicia.

El Reino de la Justicia no es a tu manera ni a mi manera, es del reino de Él, y esta sujeción a la Voluntad de Dios, al Reino de Él es para los humildes y para aquellos que entienden que Dios sabe lo que es mejor para nosotros.

Dios honra a los que le honran. Aquellos que eran los primeros, que pensaban que iban a ganar más, estaban orgullosos, pensando en su capacidad, en su tiempo, en lugar de ver que Dios era quien había dado esa oportunidad, no su capacidad.

Por eso, todos tenemos que observarnos a nosotros mismos y usar esa fe inteligente. Cada vez que estés siendo tentado a hacer las cosas a tu manera, piensa en Dios, prioriza Su Voluntad, Su Reino.

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