Encarando la realidad

Hace unas semanas acompañé a mi esposo a una visita al hospital. Varias personas de la Iglesia estaban orando por un obrero que sufrió un accidente de carro.

Esta semana él se despertó del coma, ya se mueve y habla.

Él se acuerda de las personas, de la familia, de quién es él, pero increíblemente su mente bloqueó todos los recuerdos relativos al momento del accidente – es como un espacio vacío que su memoria creó para proteger su alma del sufrimiento, ¿hasta cuándo? No lo sé, no tengo mucho conocimiento neuropsicológico, pero me quedé pensando como construimos una autodefensa tan rápidamente.

El Domingo por la mañana conversaba con una madre que tiene problemas con un hijo adolescente. Ella tiene 4 hijos, y sólo uno de ellos nunca puede concentrarse en los estudios, no quiere estar en casa y tiene una tendencia de meterse en problemas.

Pregunté sobre el padre, y ella dice que cría sola a sus hijos. El padre era muy violento, y justamente en el embarazo de ese hijo en especial, ella fue tan golpeada, que llegó a pensar que el bebé había muerto en su vientre, y desde que nació él tiene un comportamiento extraño, como si viviese fuera de la realidad. Yo le pregunté si él hablaba con el padre, ella respondió que él muestra señales de odio, se siente rechazado, y no respeta la figura paterna. Ella nunca había conectado el problema del hijo a los malos tratos que sufrió en el embarazo.

Creo que has entendido dónde quiero llegar: nuestros sentimientos son capaces de crear murallas invisibles en nuestra mente, para no ver lo que tenemos que enfrentar. Es una batalla de tu “yo” en contra de aquella nueva persona que surgirá en ti cuando decidas encarar la realidad, reconocer que existe un problema, e ir a por él.

¿Quién vence? El más poderoso. Y poderoso es aquel que ejecuta las ordenes de Dios. (da una miradita en el libro de Joel 2:11J )

Un abrazo,