EL CORAZÓN – Episodio 3 : El corazón falso se justifica

Todos tenemos conciencia. Y la conciencia nos señala lo que está bien y lo que está mal. La alerta que nuestra conciencia nos trae es algo que Dios puso en todo ser humano.

Pero, ¿sabe lo que muchas personas hacen con la conciencia que señala el error? Dan excusas, justificando el por qué actúan así.

Jesús dijo:  “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. Entonces le respondieron algunos de los escribas y fariseos, diciendo: Maestro, queremos ver una señal de parte tuya.” Mt 12:37,38

Los fariseos y los escribas habían visto señales de Jesús. Él curó, liberó y enseñó lo que era justo. ¿Por qué ahora ellos pedían señales? ¡Porque querían encontrar algún fundamento para sus justificaciones!

Imagine todas las evidencias del poder de Dios, ¿eso no sería señal suficiente de Dios?

Este tipo de gente está dentro y fuera de la iglesia, y son personas que saben lo que es verdad, lo que es correcto, pero defienden con uñas y dientes sus sentimientos de envidia o de rencor.

Hay una manera sútil para que la humanidad no tenga que lidiar con sus errores, es señalando a otra cosa, para llamar la atención. Como fue el caso de los escribas y fariseos.

Pero ¿qué hizo Jesús? Él les respondió diciendo:

“Pero respondiendo Él, les dijo: Una generación PERVERSA y ADÚLTERA demanda señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás el profeta; porque como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.” Mt 12:39,40

Es decir, quien tiene una apariencia de Dios, pero dentro de si no acepta la verdad, en realidad quiere lo que es malo. Y además, adultera o engaña.

Sabe, yo temo y tiemblo por mi Salvación. Por eso, sea sincero.

Si usted es consciente de su error, y quiere salir de esta forma errada en que ha vivido, usted tiene posibilidad de ser salvo.

Si usted hace su parte. Porque con la Salvación no se juega.

Tómese en serio las cosas de Dios, porque no sabe cuando va a partir.