Conversando con una amiga, ella me hablaba sobre una situación que sucede muy a menudo entre aquellos que dicen ser siervos de Dios, y que disimuladamente ha invadido la mente de muchos.
Y dígase de paso, nadie está inmune a que esta situación surja en su vida, incluyéndome yo, que siempre os escribo, pues si no vigilamos, y me dejo llevar por mi propia voluntad, ciertamente lo mismo me sucederá también. Pues acuérdese que no es por el hecho de vestir un uniforme, o que tener una posición dentro de la Obra de Dios, que estamos descartadas de que algo semejante nos acontezca.
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Por Viviane Freitas | Faça o seu Comentário