Ayuno – Día 14

Viviane Freitas

  • 6
  • Abr
  • 2013

Ayuno – Día 14

  • 6
  • Abr
  • 2013

Espíritu Santo – Desafío

Hemos recibido relatos – testimonios – de las participantes de estos 21 días. Que al hacer lo que está siendo orientado, ya obtuvieron su respuesta.

Esto prueba que no existen reglas para quien vive la fe indignada. No existen limites o imposibilidades. Simplemente existe el deseo de hacer que acontezca, independientemente de la edad, país, localización o circunstancias.
Si haces tu parte, Dios hará la de Él.

“La mano del Señor vino sobre mí, y me sacó en el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Y El me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. Y El me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor Dios, tú lo sabes.”
(Ez.37:1-3)

¡¿Y qué tiene que ver esto con el Espíritu Santo?! Te preguntarás.
Y yo respondo: ¡Tiene todo que ver!

El Espíritu Santo me lleva y me deja delante del desafío. Permite que yo ande en medio del desafío y me pone a prueba.

El Espíritu de Dios apela a la conciencia. Cuando Él pregunta; desea que la persona reflexione, si tiene una fe verdadera, vive en Su dependencia, tiene una creencia real, o es apenas de “boca”.
Él es real; no es una fantasía, una ilusión o religión. Es el Espíritu del propio Dios.

Por eso me pone a prueba, me lleva delante del desafío y me hace pensar.

¿Por qué? Porque el Espíritu Santo no actúa en el sentimiento, y para que Él pueda hacer Su trabajo, tiene que llevar a la persona a razonar.
Siendo así, debes preguntarte lo siguiente; ¿Por qué tantas personas escuchan el blog, van a la Iglesia, participan del Ayuno por lo Más Importante, pero la inseguridad interior se mantiene?
Estamos cuenta atrás y algunas personas que aún no recibieron el bautismo alimentan el miedo: “Los días están pasando y tal vez no lo reciba todavía el bautismo”

Quien aprovecha la oportunidad, es la persona, con su propia creencia. Como Ester, una internauta que recibió su bautismo con el Espíritu Santo a los 13 años, pero para esto, primero pensó: “Si yo no tengo el Espíritu de Dios, entonces soy hija del diablo, Y yo tengo que ser hija de Dios. Quiero tener la mente de Cristo y el Espíritu de Dios en mi vida. No importa si soy niña, el pensamiento negativo o el tiempo. Lo que interesa es que aquello que creo, ¡tiene que cumplirse!”

Y cuando alguien tiene una creencia definida, obedece. Hace exactamente lo que le fue instruido.
Cuando la persona tiene un objetivo, no para hasta alcanzarlo, ¡y ahí está su fuerza!

El Valle de los huesos secos, donde Ezequiel fue llevado por Dios, puede compararse, hoy, a los que no poseen el Espíritu Santo, porque están “secos”; sin poder; sin vida. Pero cuando alguien determina un objetivo, e invierte poder en alcanzarlo, indignándose en contra de la situación, entonces hay una fuerza que “obliga” a Dios a no quedarse indiferente a su acción.

En realidad, Dios se queda imposibilitado de hacer otra cosa, sino atender tu necesidad.

Y ¿qué haces cuando vas a la Iglesia? ¿Lo has buscado con todas tus fuerzas?
El Ayuno no es apenas para abstenerte de alimentos, sobre todo es para estar en espíritu.
Y ¿Cuándo estoy en espíritu?

Cuando te cuestionas: “¿Hasta cuándo?” Cuando te comparas con aquello que está escrito en la Biblia y ansías traerlo a la existencia, en tu propia vida, aquella realidad.

Te vigilas constantemente, porque desea ver la materialización de tu creencia. Abstenerte de alimentos, ir a la Iglesia y hacer lo que es “normal”, no llamarás la atención de Dios.

Debes estar en constante vigilancia, como un soldado que está atento ante cualquier situación.
Así también, la persona que está en el espíritu, y en ayuno, percibe cada movimiento y cada actitud suya. Hace un auto análisis a las actitudes, para que su creencia no sea apenas verbal, sino una ofrenda viva. Para que esta entrega no se resuma apenas unos momentos en la Iglesia, sino que sea toda su vida.

Tu mente está conectada con la mente de Cristo todo el tiempo. ¿o cuándo acabas de oír los mensajes, piensas en los sentimientos que afloran? ¿o en las novedades que están ocurriendo a su alrededor?
Ciertamente, delante de lo que quieres, el diablo va a intentar distraer tu atención. Y, a través de estos desafíos, debes probar tu creencia.

Hazte un pregunta a ti misma: “… ¿podrán revivir estos huesos?” Es decir: “¡¿Mi vida puede revivir?!”
¿Cuál es la respuesta?
Ahora piensa…

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