Ayuno – Día 10

Espíritu Santo: Escuchar y hablar.

En todo el mundo estamos en este Espíritu y en esta fe, poniendo nuestro todo, no solo material, sino especialmente en forma de vida, en el altar de Dios. A veces, la persona tiene coraje de dar todo su dinero o salario, pero la propia vida, ¡no tanto!

Hablamos ayer sobre la obediencia, y la obediencia es constante; ¡para siempre! Nuestra realización depende de la perseverancia, creencia y obediencia. Cuando creemos, perseveramos en la obediencia.

Algunos piensan: “Yo ya obedecí; ya hice esto o aquello…”. Pero la obediencia es continua, minuto a minuto, segundo a segundo.

Y, ten en cuenta: Para obedecer, hay que escuchar, porque si no lo haces no serás instruida.

“El Espíritu del Señor habló por mí, y su palabra estuvo en mi lengua..” (IISm.23:2)

“Entonces el Espíritu del Señor cayó sobre mí, y me dijo: Di: «Así dice el Señor: `Así habéis dicho, casa de Israel, yo conozco vuestros pensamientos.” (Ez.11:5)

Observa lo que el Espíritu Santo es: Él es poder, para que Lo escuches. Porque cuando Lo escuchas, tienes la capacidad de que Él también hablé, a través de ti.

Si dices que eres bautizada con el Espíritu Santo, entonces de tu boca deben salir palabras de Dios.

Y ¿cómo sabemos que Dios habla a través de nosotras? Me preguntaba estos días…

Y tuve la respuesta: Me acuerdo que siempre que hablé convicta, no por orgullo, sino segura, igual que los héroes de la fe, transmití vida.

Todos los que tienen el Espíritu de Dios son seguros, cuando están en comunión con Él.

Incluso siendo de Dios, podemos limitarnos, pero cuando estamos atentas, y en espíritu, Dios habla con nosotras, dirigiendo nuestras palabras para ayudar a quien está a nuestro lado o bajo nuestra responsabilidad.

Hay dos aspectos fundamentales, si deseas ser bautizada con el Espíritu Santo o quieres ser Especial: Dios habla, y si Lo quieres, Él exige que tú prestes atención a Su voz y que tomes actitudes. Prestar atención a la voz de Dios, significa no vivir ocupada, sino vigilando. Vigila tus reacciones, tus planes – lo que deseas hacer – pregunta, indaga; busca escuchar la voz de Dios todo el tiempo. ¡Esto es estar en Espíritu!

Dios no habla con quien anda demasiado ocupada; atareada; estresada; angustiada. ¡Él habla, cuando estamos atentas!

Así, entendemos porque muchas personas que se dicen ser bautizadas con el Espíritu Santo, no tienen nada para transmitir. Porque no existe esa atención; la actitud. Dios no habla a través de quien no Lo busca, no Lo escucha. No provoca la atención de Dios con actitudes.

Un ejemplo práctico: Imagínate casada. Haces todo por tu marido, pero no tienes tiempo para hablar con él. Esto debilitará la relación, que será nula.

Entonces, si deseas el Espíritu Santo, no harás solo hoy tu parte, sino que la harás siempre, debes dar prioridad a Dios y escuchar Su voz; estar apta para obedecer, y no para andar según tu propia voluntad.

Normalmente, queremos tomar actitudes sin pedir consejos, dirección o hacer participé a Dios. Con esto, mostramos lo siguiente: “No necesito a Dios; sé lo que estoy haciendo.”

Si deseas el Espíritu Santo, Él debe ser lo primero en tu vida, para que pueda hablar contigo, ¡y a través de ti!