Ep. 04 ¿Aguantarías sufrir por la justicia?

Ep. 04 ¿Aguantarías sufrir por la justicia?

Cuando sufres algún odio, sufres por alguna injusticia, vale la pena estar enojado, pero ¿qué pasa cuando sufres por la justicia?

Por ejemplo, vas allí y te enfrentas a tu padre que abusó de ti, a tu madre a quien le tenías rencor, y le dices: «Papá, quiero pedirte perdón, porque te guardé rencor, fui herido… porque abusaste de mí y recuerdo exactamente lo que pasó, lo llevaba conmigo, quería castigarte por eso, y vine aquí a pedirte perdón, porque entiendo que lo hiciste poseído por un mal».

Y ahí, en ese momento, el padre se enoja y te echa de la casa. Eres una buena hija, pero eres odiada, cuidas de tu familia, de tus padres, de todos y cuando llegas a casa, te odian, no te dejan nada para comer, todo porque odian la iglesia, porque sirves a Dios.

Muchas personas no pueden soportar esto incluso por su propia injusticia, porque cometieron un error, y cuando se les confronta, se enojan. Imagínate cuando hablamos de justicia, ¿cuántos son los que se desaniman, los que piensan mal de Dios y abandonan la fe?

Pero la Biblia dice:

«Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.» (Mateo 5:10)

¡Esto se debe a que estas personas, que sufren persecución por causa de la Justicia, creen! Su fe no es vulnerable, no está acorde a las circunstancias, saben en Quién han creído. Y no importa si las personas te odian por esa fe, por hacer lo correcto, por lo que Dios te pide.

Cuando Dios te pide, por ejemplo, que seas bondadosa con una persona que te hizo daño, la Biblia dice que eres bienaventurado, porque de los tales es el Reino de los Cielos.

Pero si una persona no es constante, no está creyendo, entonces no sufrirá persecución por causa de la justicia, cederá, será débil, murmurará, odiará incluso a Dios, odiará a la iglesia, odiará a todos. Y todavía culpará a todos, porque no está dispuesta a pagar ningún precio por el amor del Señor Jesús, por lo que es justo.

Pero la que es constante, la que cree, por ejemplo, va a la Facultad, y allí todos están en contra de su fe, sufre bullying, pero es ahí donde desarrolla su comunión con Dios.

Para que resistas el fuego, para que soportes la persecución por causa de la justicia, es porque crees. Pero si no puedes manejarlo, es porque hay un problema con tu fe. De repente, no naciste de Dios, e incluso puedes tener una posición, un cargo religioso en tu iglesia, pero aun así cedes a tus emociones.

Una cosa sé, necesito educar mi carne por causa de la justicia, no acepto ser injusta con Dios, no acepto presentar a Él, decir una cosa y hacer otra. Aunque mi carne sufre, quiero hacer justicia, para que Dios sea honrado.

¿Será que te pasa lo mismo? ¿Sientes el dolor de tu propia injusticia? ¿O eres constante en hacer justicia?

Muchas personas se entristecen cuando las corrigen. Si eres uno de ellos, entonces es porque no quieres, no amas la justicia. ¿Cuántas personas niegan la fe por su vida sentimental? ¿Y prefieren quedarse con una persona que no le hace ningún bien a su vida espiritual, a que asumir su fe?

Y hasta dicen: «No, no, no voy a pagar ese precio ya tengo edad, mi sueño es casarme con esa persona». Bueno, parece que Dios quiere castigarla, por la forma en que ella trata a Dios, parece que Dios es injusto, y este supuesto amor que tiene por su novio o novia es más grande que Dios.

Es como si dijera: «Dios mío, ¿no quieres que sea feliz? ¿El Señor quiere que sufra?» ¡No! Dios no quiere que sufras, pero la fe exige de nosotros un orden. Si esa persona con la que te estás conociendo no quiere aceptar la fe, no quiere pagar el precio de la fe, pero te alías con ella, entonces estás amando su mundo, amando su injusticia. Y al casarte con ella, serás uno con ella, es decir, aceptas el espíritu que está dentro de ella.

Esto es lo que le ocurrió a Salomón, quien se casó con varias mujeres que no pertenecían al pueblo de Israel. Él lo aceptó, así es como, de manera disimulada, muy sutil, se acepta la injusticia.

Por eso la Biblia dice: «Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.» (Mateo 5:10)

Si esta persona tiene el coraje de sufrir persecución por causa de la justicia, ¿crees que no sufrirá también y negará su propia voluntad con relación a la persona que ella gusta, por causa de la justicia, por priorizar a Dios?

«Viviane, no entiendo nada, ¿Esto significa que Dios quiere castigarme y no quiere que sea feliz en mi vida sentimental?» ¡No, no estoy diciendo eso! Estoy hablando de aliarte con alguien que no tiene la misma fe. Porque tener una amistad, una relación, casarte con alguien que no está de acuerdo con tu fe, es aliarte con una persona que alimentará tu distanciamiento de Dios.

Sufrir por la justicia es amar a Dios, sufrir por lo que agrada a Dios. Porque la justicia no es lo que es justo a tus ojos, a tu manera, a tu voluntad. La justicia de la que se habla aquí en la Biblia es por causa de Dios, de lo que es correcto.

En mi caso, por ejemplo, priorizo mi tiempo con Dios, porque de lo contrario priorizaré todas mis responsabilidades y pondré en riesgo mi alma. Pero cuando pongo reglas a mi fe, por lo que creo, que está por encima de mis responsabilidades, entonces mi carne queda sujeta a lo que creo, a lo que hago. Tengo muchas necesidades, pero me esfuerzo en darle prioridad a Dios, esto está definido en mi vida. Y puedo elegir otras cosas, pero elijo la justicia.

Y este pasaje ni siquiera habla de hacer lo justo en lo cotidiano, sino de sufrir persecución, ser odiados, perseguidos, por causa de la Justicia.

Observa, si sufres por causa de esto, por causa de la justicia, si sufres persecución, entonces es porque realmente valoras el Reino de los Cielos. Y estos son los felices, bendecidos para Dios, estos son los que heredan el Reino de los Cielos.


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